Turismo de masas: el riesgo de morir de éxito
El síndrome de Venecia puede extenderse a otros destinos
Publicada 07/09/14Barrios y ciudades enteras corren el riesgo de perder habitantes y negocios tradicionales, que son sustituidos por turistas y establecimientos dedicados a ellos. Sería un proceso de “gentrificación turística” que amenaza destinos como Venecia o Barcelona. Otros, como Nueva York, ya intentan ponerle remedio.
La “gentrificación” es una palabra no admitida aún en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE).
No obstante, la Fundación del Español Urgente (Fundeu) define dicho concepto como “una adaptación adecuada al español del término inglés “gentrification”, con el que se alude al proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor”. La palabra inglesa “gentrification” deriva del sustantivo “gentry”, que puede traducirse como alta burguesía, pequeña aristocracia o gente de bien.
En cualquier caso, este concepto guarda muchas similitudes con algunos procesos de transformación urbana que ya están afectando varios destinos turísticos, a veces con carácter irreversible.
Un caso paradigmático es Venecia, una ciudad de 57.000 habitantes que cada año recibe 22 millones de turistas. No siempre fue así. A mediados del siglo XX la Serenísima aún contaba con 175.000 residentes.
Con el paso de los años, la vida cotidiana fue haciéndose cada vez más difícil para los vecinos, que veían cómo iban cerrando negocios de artesanía, comercios, pequeñas empresas, colegios, servicios públicos… que fueron sustituidos por hoteles, restaurantes, tiendas de souvenirs made in China… Todo al servicio de un visitante que daba más rendimiento económico. Resultado: Venecia pierde población año tras año.
Recientemente, el documental "El síndrome de Venecia”, galardonado en festivales cinematográficos, ha relatado los efectos de esta presión turística sobre la ciudad italiana. Es palpable el hastío de los vecinos de Venecia, que ahora tratan de organizarse para evitar el paso de grandes cruceros por su laguna y los canales. El rechazo ciudadano a los cruceros se ha articulado en torno a la plataforma "No Grandi Navi" (no grandes naves).
En la actualidad más de un millar de cruceros hacen escala en Venecia cada año, que habrán desembarcado a 2,5 millones de turistas en 2014 (frente a los 100.000 cruceristas del año 1999).
Pero el paso de estos grandes buques genera cada vez más rechazo social entre los habitantes. Son varios los motivos que originan las protestas: la contaminación que causan los cruceros, la agresión visual que supone el paso de estos buques, los daños que el oleaje pueda causar a largo plazo sobre el frágil patrimonio histórico, etc. Algunos días en temporada alta hay hasta 10 cruceros anclados en la ciudad.
En noviembre de 2013 el Gobierno italiano decidió limitar el tamaño y número de cruceros en la ciudad. Sin embargo, la asociación de puertos de cruceros MedCruise se opuso a la medida, argumentando que tal limitación afectaría seriamente a la economía de la ciudad y supondría desestabilizar las actividades de cruceros en la región del Mediterráneo.
En marzo de 2014, un tribunal regional suspendió temporalmente la prohibición de entrada de grandes cruceros en la laguna, por entender que no están probados los riesgos para el patrimonio que representan esos buques.
En la actualidad, el Gobierno italiano planifica una nueva ruta para evitar el paso de los cruceros tan cerca del centro histórico, lo que requerirá excavar un nuevo canal. El proceso está siendo seguido muy de cerca por la asociación CLIA, el lobby de las navieras.
De momento, la World Momuments Fund (WMF), una organización independiente dedicada a la protección del patrimonio, ha incluido a Venecia en su lista de lugares que tienen que ser vigilados y restaurados “antes de que sea demasiado tarde”.
Hipermasas en China
El hecho de que el síndrome de Venecia pueda reproducirse en otros destinos del mundo es una posibilidad cada vez más real. En Asia, por ejemplo, muchos países pugnan por asegurarse un cuota del mercado emisor chino, con cifras récord en viajeros y gasto.
Cabe recordar que, en 2013, China encabezó por segundo año el ranking de países emisores de turistas que más gastan en viajes al extranjero, según la OMT. Así, los viajeros del gigante asiático se apuntaron un crecimiento del 26% en gastos por turismo internacional.
Pero también hay una parte negativa tras el boom del turismo chino, el llamado turismo de hipermasas.
En la propia China, en el afamado río Li, por ejemplo, los barcos para turistas suelen formar una flota de 50 naves una detrás de la otra, imposibilitando cualquier sensación de intimidad.
O en las calles de Yangshuo, otro popular destino turístico, las multitudes invaden el lugar desde primeras horas de la mañana hasta la noche, generando ruido, desperdicios y atrayendo vendedores de las áreas rurales.
Y es que numerosos puntos de interés turístico en China tienen que ser compartidos con miles de visitantes. Viendo lo que ya está sucediendo en China, algunos turoperadores de otros países asiáticos apuntan: “Tenemos que educar a las agencias de viajes para reevaluar el mercado chino. No todos los destinos pueden ser abiertos al turismo de grupos de China”.
Preocupación en Barcelona
La preocupación por el turismo de masas también es palpable en Barcelona. De hecho, una parte del sector turístico de la ciudad teme que en la capital catalana se están reproduciendo los factores de riesgo que la acercan a sufrir el llamado síndrome de Venecia: alta concentración de hoteles en el centro histórico, pérdida de habitantes en áreas sometidas a excesiva presión turística, alejamiento de otras actividades económicas, insatisfacción vecinal...
Durante el período 2008-2016 Barcelona habrá ganado 82 nuevos hoteles, que suman casi 8.000 habitaciones. En total, la capital catalana ya cuenta con 365 hoteles, con 34.450 habitaciones.
Barcelona batió su récord de turistas con 7,57 millones de clientes alojados en hoteles en 2013, a los que cabe añadir los visitantes de día que llegan en cruceros, autocares, trenes de cercanías, etc.
El debate sobre el futuro turístico de la capital catalana se ha intensificado a raíz de la emisión por YouTube de un documental independiente que refleja los efectos del turismo masivo sobre la ciudad, desde el punto de vista de los vecinos.
El documental “Bye bye Barcelona”, obra del realizador Eduardo Chibás, muestra a lo largo de 54 minutos cómo el crecimiento turístico de los últimos 10 años en la Ciudad Condal ha transformado radicalmente zonas como Ciutat Vella, la Barceloneta, las Ramblas, los alrededores de la Sagrada Familia y el Parque Güell. En Youtube acumula ya más de 260.000 visitas. Ver también Más de 2.000 personas marchan contra los pisos turísticos en Barcelona.
En dicho documental, los residentes de la ciudad explican el éxodo de otros vecinos que abandonan esos barrios, el encarecimiento de los alquileres, los cierres de comercios tradicionales y su sustitución por tiendas de souvenirs y bares de comida rápida, los colapsos circulatorios por taxis y autocares en determinados puntos, los ruidos, el botellón, el negocio de los pisos turísticos ilegales que degradan las fincas de vecinos, etc.
El pasado mes de junio, el candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona, Jaume Collboni, anunciaba que su grupo había llegado a un principio de acuerdo con el Gobierno municipal de CiU para limitar la construcción de hoteles, tiendas de souvenirs y restaurantes en las Ramblas.
Según añadía, el nuevo plan de usos de las Ramblas quiere “liberar el espacio para devolverlo a los ciudadanos” pues "Barcelona no aguanta más presión turística".
Anteriormente, en enero de 2014, el entonces director general del consorcio Turisme de Barcelona, Pere Duran -jubilado a mediados de este año-, consideraba que el Ayuntamiento debería prohibir la apertura de nuevos hoteles en las zonas con más concentración de turistas y facilitarla en los distritos con menos visitantes.
¿Ha llegado Barcelona a su techo? “No, ni mucho menos", respondía Jordi Clos, presidente del Gremio de Hoteles de la ciudad, el pasado febrero. Y es que, según añadió el presidente de los hoteleros barceloneses, la ciudad puede seguir aumentando su oferta y mantener buenas cifras de ocupación y precios.
"Eso sí, siempre y cuando se mantenga también la promoción internacional, se sigan mejorando los equipamientos, etc.", apostilló Clos. El precio medio de las habitaciones de hotel en Barcelona durante el año pasado fue de 109 euros, con una ocupación del 75%.
¿Calidad o cantidad?
Sin embargo, otros expertos cuestionan ese crecimiento que propugnan los hoteleros.
“Barcelona va camino de convertirse en un monocultivo turístico si no se paran las licencias de nuevos hoteles, se siguen realizando intervenciones urbanísticas más pensadas para el turismo que para la ciudadanía y se invierten pocos esfuerzos en acondicionar la ciudad para que crezcan empresas del sector creativo o del conocimiento”, afirma rotundo el profesor de Turismo de la Universidad Oberta de Catalunya, Oriol Miralbell.
Según añade Miralbell, cambiar el actual modelo turístico de Barcelona pasa por “limitar la capacidad de alojamiento, parar la creación de nuevos hoteles, redistribuir la oferta y hacer prevalecer la calidad por encima de la cantidad, hecho que permitiría redimensionar la capacidad hotelera y mantener los ingresos”.
Y es que, según indica el profesor de la UOC, “la tensión entre vecinos y turismo masivo afecta la vida de los barrios. El éxodo de la población de las zonas más céntricas se debe a un crecimiento caótico de apartamentos turísticos y la desaparición de un tejido comercial del barrio. Y eso no es bueno para la sostenibilidad del turismo ni para la calidad de vidad en la ciudad”.
Redistribuir el turismo
La propuesta de Oriol Miralbell para redistribuir la oferta turística en Barcelona, de modo que los impactos del turismo de masas no castiguen tanto determinados puntos, es algo que Nueva York ya ha puesto en marcha.
En la ciudad de los rascacielos se ha lanzado la campaña “Barrio x Barrio”, con acciones de promoción en taxis, paradas de bus, etc., que animan a los turistas a visitar los cinco distritos de la ciudad: el Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten Island.
“La iniciativa Barrio x Barrio destaca lo económicas y accesibles que son estas comunidades, incluyendo áreas que han sido testigo de nuevos desarrollos hoteleros en los pasados años”, explica la agencia de promoción turística de la ciudad, NYC & Company.
“Barrio x Barrio está dirigido a visitantes repetidores, a intrépidos visitantes noveles y a neoyorquinos en busca de aventuras en su ciudad natal. La campaña fue diseñada para poner de relieve la amplia oferta de los cinco barrios de Nueva York, animar a la exploración de zonas fuera de los tradicionales emplazamientos turísticos y generar actividad económica en los diferentes barrios presentados”, concluye NYC & Company.
Cuando se cierre el año 2014, más de mil millones de turistas habrán viajado de un país a otro. Y hacia el año 2030, se registrarán 1.800 millones de llegadas internacionales, según la OMT. ¿Habrán aprendido por entonces los destinos a lidiar con el turismo de masas o habrán sucumbido a él?
Este artículo ha sido publicado en la revista HOSTELTUR de septiembre y puede descargarse como documento pdf a través del siguiente enlace: Turismo de masas o el riesgo de morir de éxito.
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