El hotel Tívoli, cuyo derrumbe el pasado viernes causó la muerte de dos obreros, es el único establecimiento turístico que estaba calificado como en estado «ruinoso» por los inspectores de la Conselleria de Turisme, del total de 78 establecimientos en baja temporal.
El hotel Tívoli, cuyo derrumbe el pasado viernes causó la muerte de dos obreros, es el único establecimiento turístico que estaba calificado como en estado «ruinoso» por los inspectores de la Conselleria de Turisme, del total de 78 establecimientos en baja temporal.
Este hotel de una estrella se mantuvo en baja temporal desde 1992 y dicho periodo concluía en septiembre del presente año. Si no se hubiera reabierto para esa fecha, el hotel habría entrado automáticamente en baja definitiva lo que supondría la imposibilidad de darle legalmente un uso turístico. El periodo en que este hotel ha estado de baja, más de ocho años, no habría sido posible si hubiese presentado este tipo de cierre temporal ante Turisme dentro del periodo de vigor de la actual Ley General de Turismo (LGT), pues la LGT limita en este sentido las bajas temporales a un periodo de dos años. El cierre definitivo del hostal, además, habría supuesto la baja de todas sus plazas y por ello la imposibilidad de intercambio de las mismas, dentro de la actual legislación, para construir nuevos hoteles. Desde la Conselleria de Turisme se ha señalado que los responsables del Tívoli intentaron utilizar sus plazas para el intercambio (las plazas hoteleras para construir nuevos establecimientos han llegado a cotizarse a alrededor del millón de pesetas cada una de ellas) pero esto no fue posible porque no estaban en activo, requisito imprescindible de la LGT para obtener la autorización previa de nuevos establecimientos en las Islas. Del propio listado de Turisme relativo a los hoteles en baja temporal destaca el trasvase de edificios que se han convertido al uso residencial privado, además de la docena de edificios que los inspectores han comprobado que están en grado de «abandono». El listado de bajas temporales es una de las herramientas para inspeccionar la oferta no reglada o ilegal: aquellas plazas que se comercializan para turistas sin tener los permisos de Turisme, además de escapar a Hacienda y al resto de impuestos y controles de la Administración que se aplican a los alojamientos hoteleros. (HOSTELTUR)
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