Egipto, cuya economía depende en buena medida de los ingresos turísticos, reforzó las medidas de seguridad alrededor de los sitios más visitados después de las dos agresiones contra turistas ocurridas en la última semana.
Egipto, cuya economía depende en buena medida de los ingresos turísticos, reforzó las medidas de seguridad alrededor de los sitios más visitados después de las dos agresiones contra turistas ocurridas en la última semana. El lunes, un guía turístico egipcio, casado con una alemana, tomó como rehenes a cuatro turistas alemanes tras invitarlos a cenar y darles un soporífero, y quiso servirse ellos para canjearlos por sus dos hijos, que viven con su madre en Alemania. El sábado, una japonesa residente en Egipto fue acuchillada por un egipcio en otro de los sitios preferidos de los turistas y aficionados a la egiptología, las grandes pirámides de Guizé, en las afueras de El Cairo. Las autoridades aumentaron sus precauciones en diferentes sitios, sobre todo en los alrededores de los templos faraónicos de Luxor, uno de los lugares que más atrae a los turistas. «Todas las personas y automóviles que salen de esos lugares son registrados», declaró un responsable local de la seguridad. El turismo en Egipto es un sector económico frágil, que trata de borrar las cicatrices del terrible atentado de Luxor, en 1997, en el que 58 turistas fueron masacrados por integristas.
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