La compañía Inversiones Hoteleras, propiedad de la familia canaria Zamorano Tais (accionistas mayoritarios en la tabacalera Cita), y el grupo Sol Meliá han constituido una sociedad conjunta con el Gobierno cubano para desarrollar, en una nueva zona turística aún sin explotar de la isla, un complejo de cinco hoteles en el que tienen previsto invertir 40.000 millones de pesetas en 10 años.
La compañía Inversiones Hoteleras, propiedad de la familia canaria Zamorano Tais (accionistas mayoritarios en la tabacalera Cita), y el grupo Sol Meliá han constituido una sociedad conjunta con el Gobierno cubano para desarrollar, en una nueva zona turística aún sin explotar de la isla, un complejo de cinco hoteles en el que tienen previsto invertir 40.000 millones de pesetas en 10 años. El accionariado de la nueva sociedad se ha repartido al 50% entre la parte española y la sociedad pública cubana Cubanacán, encargada de gestionar el desarrollo turístico de la isla. A falta de concretar el reparto final de los paquetes accionariales de la parte española, el proyecto lo liderará el grupo Inversiones Hoteleras Bahía del Duque, antigua división hotelera del grupo Cita y hoy en manos de la familia Zamorano Tais. El segundo accionista será el grupo Sol Meliá, socio industrial del proyecto. A ambos los acompañarán dos entidades financieras que colaborarán en la financiación del proyecto y varios empresarios a título individual. La inversión total prevista en el proyecto asciende a 40.000 millones de pesetas durante los próximos 10 años, tiempo previsto de desarrollo del complejo hotelero. El objetivo es construir en un terreno de 7,5 millones de metros cuadrados, cedidos por el Gobierno cubano, cinco hoteles, con un total de 1.150 habitaciones, dos campos de golf de 18 hoyos y un puerto deportivo. En una primera fase se invertirán 6.500 millones de pesetas. Los necesarios para construir un hotel de 250 habitaciones, uno de los campos de golf y el puerto, complementados por un pequeño centro comercial. El complejo en sí solamente ocupará tres millones de metros cuadrados. El resto está considerado zona verde, ya que se instalará en la zona de Bacunayagua, un parque nacional cubano en las inmediaciones de la localidad de Matanzas, a mitad de camino entre las ciudades de La Habana y Varadero. A pesar de esta prevención ecológica, el Ejecutivo cubano ha autorizado al grupo español a desarrollar en esta área una oferta de turismo rural complementaria del proyecto principal, con la condición de que sea un desarrollo integrado en el espacio natural. El terreno cedido por el Gobierno cubano se ha valorado en 12 millones de dólares (algo más de 2.300 millones de pesetas). Además goza de la peculiaridad de que ha garantizado a sus socios que no autorizará más desarrollos hoteleros en la inmediaciones durante los próximos años. La presidencia de la sociedad mixta será rotatoria. Por la parte española recaerá en Pedro Pérez, consejero delegado de Inversiones Hoteleras, aunque la gestión del día a día la asumirán los socios españoles. Una vez cerradas las negociaciones con el Gobierno cubano, el proyecto está a la espera ahora del definitivo diseño de su vertiente técnica y se prevé que se comience a materializar durante el último trimestre del año. Los accionistas españoles quieren poner en marcha en Cuba un concepto de hotel similar al Bahía del Duque de Tenerife, del que son propietarios. Un hotel amplio en extensión y de pocas alturas, que reproduzca la arquitectura tradicional cubana y de alto lujo. La inversión en Cuba correrá pareja al esfuerzo financiero que Inversiones Hoteleras y Sol Meliá ya realizan en la isla de Tenerife en la ampliación del citado hotel Bahía del Duque. En esta isla canaria ambas compañía desarrollan un proyecto en el que invertirán 45.000 millones de pesetas hasta 2006 en la construcción de dos nuevos establecimientos hoteleros de 360 habitaciones, además de una promoción de residencias de lujo y un campo de golf. Inversiones Hoteleras es la división de hotelería del grupo Compañía de la Islas Occidentales, sociedad presidida por Enrique Hernandis y dirigida por Pedro Pérez, que engloba todos los negocios que anteriormente se integraban en Cita. Este grupo se reordenó a finales de 1999 tras una dura lucha por el control de la gestión con Tabacalera, que se resolvió con la salida de la compañía, entonces presidida por César Alierta, de todos los negocios no tabaqueros de la compañía canaria, y la compra de sus participaciones por parte de la familia Zamorano. (Fernando Sanz, diario Cinco Días, 28/05/01)
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