Tras unos años de crecimiento ininterrumpido, especialmente en el último lustro -de 1995 al año 2000-, en que el turismo extranjero que anualmente visitaba España no dejó de aumentar con rapidez, las previsiones para el 2001 marcan una sensible tendencia a la estabilización, con un retroceso notable en las llegadas de alemanes y británicos, que constituyen el grupo mayoritario de los visitantes de dos zonas de tanto atractivo turístico como Baleares o Canarias. Al decir de los expertos en la materia, la situación de otras zonas vacacionales europeas y del norte de África, como Turquía, Croacia y Egipto, que se habían visto sometidas a conflictos bélicos o a desastres naturales, redujo drásticamente la oferta en el mercado y España quedó en una situación privilegiada, no en vano los ingresos por turismo son una parte fundamental del PIB español.
Tras unos años de crecimiento ininterrumpido, especialmente en el último lustro -de 1995 al año 2000-, en que el turismo extranjero que anualmente visitaba España no dejó de aumentar con rapidez, las previsiones para el 2001 marcan una sensible tendencia a la estabilización, con un retroceso notable en las llegadas de alemanes y británicos, que constituyen el grupo mayoritario de los visitantes de dos zonas de tanto atractivo turístico como Baleares o Canarias. Al decir de los expertos en la materia, la situación de otras zonas vacacionales europeas y del norte de África, como Turquía, Croacia y Egipto, que se habían visto sometidas a conflictos bélicos o a desastres naturales, redujo drásticamente la oferta en el mercado y España quedó en una situación privilegiada, no en vano los ingresos por turismo son una parte fundamental del PIB español.Ahora, sin embargo, esos países vuelven a una deseable normalidad y con ello renace su atractivo para los millones de turistas del centro y el norte de Europa que cada año buscan las playas y el sol que en sus lugares de origen casi no pueden disfrutar. Como, además, la oferta de nuestros competidores es interesante por sus precios más bajos, es evidente que todo ello había de redundar en una disminución de los flujos turístico hacia España. A falta de una valoración más precisa, que sólo será posible realizar una vez que la temporada haya terminado, cabe temer que los ingresos por este concepto acabarán por reflejar una sensible merma. En estos momentos se habla ya de descensos de las reservas hoteleras, que para determinadas nacionalidades y destinos podrían llegar a ser hasta del 20 por ciento. Todo ello nos lleva a considerar que el tradicional modelo turístico español, basado especialmente en la recepción de grandes contingentes de turistas (48,2 millones de personas, el pasado año) ha tocado techo y debe replantearse seriamente su futuro. La competitividad en los precios debe mejorarse, sin reducir la calidad de la oferta, esto es evidente; pero además deben buscarse nuevos alicientes para que España siga siendo una potencia mundial del turismo. (Diario La Vanguardia, 14/06/01)
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