La primera jornada de la huelga convocada por el Sindicatos de Pilotos de Iberia (Sepla) para los meses de verano trascurrió ayer con absoluta normalidad en todos los aeropuertos españoles en contra de lo ocurrido en las anteriores huelgas.
La primera jornada de la huelga convocada por el Sindicatos de Pilotos de Iberia (Sepla) para los meses de verano trascurrió ayer con absoluta normalidad en todos los aeropuertos españoles en contra de lo ocurrido en las anteriores huelgas. La previsión de los pasajeros, que prefirieron garantizar su vuelo reservando en otras compañías aéreas, y el cumplimiento de los pilotos de los servicios mínimos establecido, ayudaron a mantener una normalidad «relativa» en el tráfico aéreo. Del total de los 1.007 vuelos programados para la jornada de ayer, Iberia suspendió un 28%, lo que representó la cancelación de 284 de los habituales, con un coste económico de 1.400 millones de pesetas. La supresión de vuelos no alteró tampoco la puntualidad de las aeronaves. En el aeropuerto madrileño de Barajas, el centro neurálgico del tráfico aéreo en España y el más conflictivo en momentos cruciales, el índice de puntualidad era del 93% y el retraso medio de dos minutos a las 18.00 horas, según datos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). No obstante, los especialistasa consideran que las repercusiones pueden agudizarse en los próximos días de paro, teniendo en cuenta que coincidirán con los desplazamientos de miles de viajeros que iniciarán sus vacaciones. Desde la Asociación Española de Compañía Aéreas (AECA) se llegó ayer a pedir al Gobierno que se otorguen más concesiones de operación a otras empresas en aquellas rutas donde Iberia tiene predominio para paliar el efecto de las huelgas. Si la dirección de Iberia y los pilotos no cierran en los próximos días un acuerdo, los usuarios sufrirán las restricciones de vuelos todos los martes de julio, todos los lunes de agosto y, además, el 31 de ese mismo mes, coincidiendo con el regreso de las vacaciones, según el calendario de paros previsto por el sindicato convocante. De continuar la huelga, Iberia dejaría de ganar unos 15.000 millones de pesetas, lo que pondría en serios aprietos a su cuenta de resultados. De mayo a septiembre, Iberia obtiene uno beneficio bruto de unos 20.000 millones, un colchón para sufragar el resto de las pérdidas del año. En 2000 su cifra de negocio ascendió a 714.000 millones de pesetas, ingresos que arrojaron un ajustado beneficio neto de 9.000 millones. Mullor confió en que la firma de la «paz social» esté próxima y que «los pilotos entren en razón» antes de proseguir con la huelga. Lo cierto es que en las últimas reuniones las dos partes han acercado bastante sus posturas en lo que respecta a incrementos salariales. La empresa está dispuesta a conceder al colectivo, entre otras, una subida cercana al 12% por la aplicación de la clave 104, que no es otra que aquélla por la que se congelaron en 1995 los salarios para sortear la quiebra de la compañía. La subida se desglosaría en un 5,47% repartido en tres años, ligado a la productividad, más un 5% adicional que se cobraría a partir del cuarto año de la firma, condicionado en esta ocasión a los beneficios. «Si la compañía tiene resultados, los pilotos podrán incrementar estos porcentajes, pero sólo si los tiene», precisó Mullor.
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