Más de 100.000 turistas volvieron a sufrir ayer las consecuencias del tercer y último día de huelga de los transportistas en el aeropuerto de Palma de Mallorca, que se mantuvo hasta la pasada medianoche.
Más de 100.000 turistas volvieron a sufrir ayer las consecuencias del tercer y último día de huelga de los transportistas en el aeropuerto de Palma de Mallorca, que se mantuvo hasta la pasada medianoche. En las instalaciones del aeropuerto de Son Sant Joan pernoctaron durante la noche del sábado unas 6.000 personas a la espera de tomar su avión de regreso, mientras que a primera hora de la mañana del domingo se tuvo que limitar el número de aterrizajes debido a las larguísimas colas que se formaron en la terminal de llegadas para coger un taxi. Los transportistas se reunieron a media mañana y decidieron continuar con la huelga hasta el final de su convocatoria e incorporarse hoy a sus respectivos turnos. En los últimos tres días, una docena de huelguistas han sido detenidos por alterar el orden público, según indicaron miembros de los sindicatos. La mayoría de los detenidos lo fueron en el aeródromo palmesano de Son Sant Joan por lanzar piedras a autocares de la Empresa Municipal de Transportes y pinchar las ruedas de más de 90 coches de alquiler. El incidente más tenso lo protagonizó un ciudadano alemán a última hora del sábado cuando, al verse acorralado por los huelguistas mientras intentaba salir junto a su mujer e hijo de las instalaciones aeroportuarias, sacó una pistola de fogueo y efectuó dos disparos al aire. La policía detuvo al ciudadano alemán, que fue puesto en libertad después de prestar declaración ante el juez, y a tres huelguistas que pasaron ayer a disposición judicial. Algunos portavoces de la patronal hotelera hablaban ayer de pérdidas superiores a los 20.000 millones de pesetas en el sector turístico, incluyendo los perjuicios ocasionados al comercio, la restauración y la oferta complementaria. Además, los principales touroperadores han comunicado al Gobierno balear su malestar por la huelga, e incluso han amenazado con dejar de ofrecer Baleares como destino turístico si no se difumina la amenaza de nuevas huelgas en el sector. Durante la asamblea celebrada a última hora de la mañana de ayer, a puerta cerrada, el ambiente fue menos tenso, e incluso en algunos momentos de la reunión -en la que estuvieron presentes los dirigentes sindicales que fueron increpados el sábado- se escucharon aplausos. Los representantes sindicales intentaron suavizar las posturas de los trabajadores más radicales, y se convocó una nueva reunión para el próximo martes «para dar a conocer mejor el preacuerdo al que se ha llegado con la patronal en la sede del Gobierno balear, y que sigue vivo», explicó Josep Benedicto, secretario general de CCOO en Baleares. Los conductores, «como medida de protesta», decidieron empezar a trabajar en sus respectivos turnos a partir de las 24.00 horas, «pero haciendo únicamente la jornada laboral, sin ninguna hora extra», afirmaban varios de los conductores, que formaban un pequeño grupo. Las horas extras fueron el detonante que propició la rotunda negativa de la asamblea a aceptar el convenio acordado después de la mediación del Gobierno regional, que recoge un aumento salarial del 18% en los tres próximos años. Sin embargo, los transportistas exigen que «al menos se paguen las horas extras igual que las de la jornada laboral, que están en 1.380 pesetas». Actualmente los transportistas perciben cada hora extra a 1.100 pesetas, y, en caso de firmarse el preacuerdo, dentro de tres años las cobrarían a 1.320, mientras que su salario base se fijaría en torno a las 173.000 pesetas. Los huelguistas han acusado en reiteradas ocasiones a los responsables de la mesa negociadora «de no haber sabido transmitir el problema real a la sociedad». Desde CCOO se quiso destacar la intervención del Gobierno balear, «a pesar de que no ha fructificado, porque se ha volcado a fondo con el problema y el presidente ha abierto las puertas de su despacho para buscar una solución que no ha sido respaldada por la asamblea», manifestó Benedicto. Desde el Gobierno autonómico se explicó que el salario medio bruto de los conductores de autocares se sitúa en la actualidad en 358.000 pesetas mensuales, y que, de aceptar el acuerdo, este sueldo sería en 2003 de unas 417.000 pesetas. No obstante, no será antes de mañana cuando la mesa de negociación decida «el camino a seguir, y si se firma el preacuerdo o si, por el contrario, hay que estudiar la posibilidad de volver a realizar otra huelga», afirmó el secretario general de CCOO en Baleares. Mientras tanto, la jornada en Son Sant Joan iba acumulando retrasos tanto en las salidas como en las llegadas, aunque «en ningún momento el aeropuerto se vio en el peligro de tener que cerrar sus instalaciones». Fuentes de Aena indicaron que hasta las 13.00 horas de ayer se habían realizado 145 operaciones de salida y llegada, de las 706 programadas. Las operaciones se situaban en una media de 11 salidas o llegadas por hora en una jornada en la que, si no se hubiese registrado la huelga de conductores de autocar, deberían haberse llevado a cabo unos 25 vuelos cada 60 minutos, indicaron fuentes de las compañías aéreas. (Guillermo Pico, diario El Mundo,02/07/01)
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