Miles de turistas volvieron a sufrir ayer las consecuencias de la huelga de transporte discrecional que se desarrolla en los aeropuertos de Baleares desde el viernes y que finalizó en la medianoche de ayer. Terminales colapsadas, vuelos suspendidos o retrasados y colas de diez horas para conseguir un taxi, además de incidentes graves y pérdidas millonarias, son las consecuencias de un conflicto que las negociaciones entre los sindicatos y la patronal no han conseguido desbloquear. Los momentos más críticos se vivieron durante la mañana, de ayer cuando unos 8.000 pasajeros se concentraron en las terminales de Son Sant Joan, en Palma de Mallorca, tras la misión casi imposible de tomar un taxi para escapar de la trampa en la que se había convertido el aeropuerto.
Miles de turistas volvieron a sufrir ayer las consecuencias de la huelga de transporte discrecional que se desarrolla en los aeropuertos de Baleares desde el viernes y que finalizó en la medianoche de ayer. Terminales colapsadas, vuelos suspendidos o retrasados y colas de diez horas para conseguir un taxi, además de incidentes graves y pérdidas millonarias, son las consecuencias de un conflicto que las negociaciones entre los sindicatos y la patronal no han conseguido desbloquear. Los momentos más críticos se vivieron durante la mañana, de ayer cuando unos 8.000 pasajeros se concentraron en las terminales de Son Sant Joan, en Palma de Mallorca, tras la misión casi imposible de tomar un taxi para escapar de la trampa en la que se había convertido el aeropuerto. Ante las colas y los numerosos viajeros que se congregaron ayer en los aeropuertos, AENA decidió limitar los aterrizajes a 11 por hora, menos de la mitad de lo habitual (unos 25), por lo que hasta la una de la tarde se había operado tan sólo 145 de los 706 previstos para ayer. Gracias a esta medida se pudo recuperar una cierta tranquilidad en la capital balear, en donde se esperaba la llegada de unos 100.000 viajeros (150.000 para el conjunto de los aeropuertos del archipiélago). No obstante, a primeras horas de la tarde retornaron las aglomeraciones en las salas de embarque y en los mostradores de facturación, y algunos vuelos llegaron a sufrir hasta 15 horas de retraso. Los incidentes más graves llegaron a Palma durante la noche del sábado, cuando los piquetes apedrearon y pincharon las ruedas de los coches de alquiler, bloquearon con silicona las máquinas expendedoras de tarjetas de aparcamiento y produjeron desperfectos en los autobuses de transporte urbano. Según informó la delegada del Gobierno en Baleares, Catalina Cirer, un turista alemán llegó a disparar al aire dos veces con una pistola de fogueo cuando el vehículo de alquiler en el que se disponía a salir del aeropuerto con su mujer y un hijo impedido fue apedreado por los huelguistas, por lo que fue detenido. Además fueron detenidas otras tres personas en Mallorca y una en Ibiza. Menos problemas ha habido en Menorca. Allí, a media tarde de ayer la huelga empezó a diluirse debido a que los propios empresarios se pusieron al volante de sus vehículos, actitud que llevó a muchos trabajadores a abandonar el paro. Algunos hablaban, incluso, de disconformidad con la postura de sus compañeros de Palma. Sin embargo, la llegada de vuelos chárter se retrasó a cuatro por hora y las colas para conseguir un taxi rondaron las ocho horas y produjeron bastante nerviosismo en los pasajeros. Hacia la una de la tarde ya se habían cumplido 43 de las 174 operaciones previstas y comenzaron a recuperar los servicios que el sábado no pudo absorber Son Sant Joan. La mayoría de los vuelos sufrieron retrasos, si bien no se registró ninguna cancelación. En el aeropuerto de Ibiza pasaron la noche cerca de 6.000 turistas, lo que causó un gran problema para los servicios de limpieza. Por lo demás, el retraso de las llegadas internacionales, afectadas en sus orígenes por el 'efecto dominó', tuvo la virtud de mantener la operatividad e impedir su cierre. De los 44.000 viajeros que tenían previsto llegar ayer a la isla, algo más de la mitad fueron desviados a Menorca. Los vuelos, que habitualmente son de unos 20 por hora, se limitaron a 5, con retrasos medios de 30 minutos. Hacia la una de la tarde habían operado 110 vuelos de los 285 previstos. Después de que el sábado, los trabajadores rechazaran el principio de acuerdo alcanzado por sindicatos y patronal (que ofrecían incrementos salariales del 18%), los dirigentes sindicales intentaron ayer reconducir la situación exponiendo con detalle unas condiciones que los huelguistas tardaron menos de diez minutos en declinar. Las diferencias de los trabajadores con sus representantes, e incluso entre ellos mismos, ha sido uno de los aspectos más llamativos de este conflicto. Mientras ayer algunos no dudaban en tildar de "traidores" a los sindicatos, en Menorca se acusaba a los compañeros de Palma de falta de información y de que, además, no se les hubiera consultado durante las negociaciones. Por su parte, la patronal cargó contra huelguistas, a los que calificó de "irresponsables", ya que los servicios mínimos decretados por el Govern no fueron tenidos en cuenta", en opinión de Eduardo Zamorano, presidente de la Asociación de Agencias de Viajes de Baleares.
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