La empresa concesionaria de la Torre Eiffel analiza la posibilidad de añadir una entrada subterránea para recibir a los seis millones de visitantes anuales de la construcción parisina de 324 metros de altura, que figura como el monumento de pago más visitado del mundo.
La empresa concesionaria de la Torre Eiffel analiza la posibilidad de añadir una entrada subterránea para recibir a los seis millones de visitantes anuales de la construcción parisina de 324 metros de altura, que figura como el monumento de pago más visitado del mundo. "Es necesario imaginar nuevas ideas para retener a la gente durante más tiempo", explica Jean Bernard Bros, presidente de la Sociedad Nueva de explotación de la Torre Eiffel (SNTE) desde fines de junio y adjunto en la alcaldía de París encargado de turismo. De hecho, el nuevo presidente de la sociedad de economía mixta, encargada por la alcaldía de París de administrar la Torre desde 1980, quiere reactivar un proyecto de la anterior dirección. La construcción de una entrada subterránea costaría entre 400 y 500 millones de francos (entre 10.000 y 12.500 millones de pesetas) y necesitaría tres años de trabajos. De todos modos, la idea deberá convencer al nuevo alcalde de la ciudad de París, Bertrand Delanoe. Bajo sus 7.300 toneladas de acero, la 'Antigua Dama', concebida por Gustavo Eiffel en ocasión para la exposición universal de 1889 y que no tenía vocación de ser definitiva, podría ser provista de nuevos restaurantes y un eventual museo de la Torre Eiffel. La Torre Eiffel albergaría una entrada subterránea que permitiría ordenar las visitas, que se hacen actualmente por cada uno de los cuatro pilares de la torre, y dejar espacio libre en el monumento. El museo del Louvre, con su pirámide, es un ejemplo de reacondicionamiento exitoso del subsuelo. La construcción sería cerrada por una losa o burbuja transparente que permitiría tener una perspectiva vertiginosa de la cumbre hasta el subsuelo. "Con 30.000 visitantes por día en período estival, se llega al límite. Uno puede imaginar sumar más de 500.000 personas por año, atrayendo más gente en temporada baja, pero es lo máximo", explica Bros. "La visita de la Torre Eiffel es muy breve, cerca de una hora, y a la salida la gente no tiene ni mucha hambre ni mucha sed, y ante la falta de instalaciones suficientes, no se toman el tiempo de quedarse. Es necesario además encontrar el modo de retenerlos", constata Bros. En los cerca de 10.000 metros cuadrados disponibles entre los cuatro pilares, el nuevo presidente de la SNTE imagina la creación de una vasta sala para congresos y un estacionamiento subterráneo. París es la primera ciudad del mundo en recibir congresos, pero es objeto de una muy fuerte competencia por parte de otras capitales. La perspectiva de organizar congresos en un lugar tan prestigioso como la Torre Eiffel sería un excelente atributo en esta batalla, subraya el responsable. La Torre Eiffel recibió 6,37 millones de visitantes en el 2000, es decir el doble de la cifra promedio que recibió en sus 30 años. Con ganancias de 1,9 millones de francos (más de 47 millones de pesetas), generó una facturación de 320 millones de francos (8.000 millones de pesetas) en 2000, el 86 por ciento sólo en concepto de las visitas.
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