Un experto defiende la ecotasa y asegura que mejorará la calidad de vida de turistas y residentes en Baleares

Pere Salva, catedrático de la Universidad de las Islas Baleares, defendió ayer en la localidad cántabra de Laredo la ecotasa balear al opinar que mejorará la calidad de vida tanto de los turistas que visitan la isla como de los residentes. Además, Salva, quien intervino en el curso de la Universidad de Cantabria "Turismo y municipio", que se celebra en Laredo, opinó que este impuesto suavizará el déficit entre la cantidad ingresada por el Estado por turismo y el dinero que revierte en la comunidad balear por este concepto. "Es injusto que el turista que llega a una localidad turística, como puede ser Laredo, no pague nada mientras que el residente tiene que hacer frente, con sus impuestos, a todos los gastos que se derivan del turismo", declaró Pere Salva, catedrático de la Universidad de las Islas Baleares, durante su intervención en el curso que se celebra en la villa pejina. La limpieza de las playas, la conservación del entorno, el consumo de recursos y la contaminación son algunos de los ejemplos puestos por el experto del impacto que provoca la llegada masiva de visitantes a muchas zonas turísticas. Un impacto que, en el caso de las Islas Baleares ha motivado la creación de la polémica ecotasa, destinada a financiar, en alguna medida, el coste financiero que provoca el turismo. "La ecotasa es un instrumento para que los turistas y no sólo los residentes costeen los gastos que origina el turismo", afirmó el catedrático. En opinión de Salva, esta medida nace con la intención de cambiar el modelo turístico de las islas mediante una sustitución del tradicional turismo masivo por un turismo de calidad y más limitado en número. Este cambio --añadió-- tiene como fin último potenciar la calidad del entorno así como ofrecer una mayor calidad de vida a los turistas y a la población residente. Así, los ingresos obtenidos de la ecotasa se destinarán a la rehabilitación de las zonas turísticas, la defensa de las áreas naturales y la conservación del patrimonio artístico y del paisaje agrario. DEFICIT Los síntomas de irritación de la población autóctona de las islas con los turistas son ya latentes, según afirma el catedrático, quien considera que la masiva afluencia de turismos, la congestión de los aeropuertos, los cortes de fluido eléctrico y las restricciones de agua han motivado un sentimiento de angustia entre los residentes. Dada esta situación, la mitad de la población balear ha reflejado en las encuestas su apoyo a la ecotasa, como un modo de restringir la llegada de visitantes y de establecer la contribución económica del turista al territorio que visita. Según esta medida, actualmente recurrida por el gobierno central, cada turista debe abonar un máximo de dos euros y un mínimo de un cuarto de euro por cada día de estancia en un hotel de las Islas Baleares. "El hotel es el encargado de recaudar este impuesto ya que se calcula que sólo un 30 por ciento de los turistas no se aloja en un establecimiento hotelero", sostiene Pere Salva, quien insiste en que la utilización de esta medida, que en España ha despertado una gran controversia, es habitual en otros países. Además de contribuir a descongestionar el turismo, la 'ecotasa' nace con la intención de revertir en el gobierno balear parte de los beneficios generados por el turismo. "La llegada de turistas genera en las Islas Baleares alrededor de un billón de pesetas. Gran parte de esta cantidad va a Madrid y sólo el 10 por ciento revierte en las islas". Por otra parte y según afirma Pere Salva, la existencia de una numerosa población flotante ha reducido el nivel de vida en esta comunidad autónoma, lo que agrava el déficit entre la cantidad ingresada por el Estado y el dinero que revierte en esta comunidad autónoma. "Con la ecotasa se pretenden recuperar 15.000 millones de los 50.000 ó 60.000 millones de pesetas que existen de diferencia", concluyó.