Un piloto civil que dice contar con el respaldo de varios bancos y una explotadora de diamantes de Ghana ha presentado una propuesta para hacerse con el control de Aerolíneas Argentinas mediante una operación tan compleja como confusa.
Un piloto civil que dice contar con el respaldo de varios bancos y una explotadora de diamantes de Ghana ha presentado una propuesta para hacerse con el control de Aerolíneas Argentinas mediante una operación tan compleja como confusa.
Un piloto civil que dice contar con el respaldo de varios bancos y una explotadora de diamantes de Ghana ha presentado una propuesta para hacerse con el control de Aerolíneas Argentinas mediante una operación tan compleja como confusa.
El piloto se llama Máximo Jorge Panasiuk, quien creó hace poco una empresa en Argentina, Driplay International, un "bebé", según sus palabras, que tiene como principal objetivo gestionar la línea de bandera argentina. Aerolíneas Argentinas ha sido puesta a la venta por su principal accionista, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), al no poder aplicar el plan de saneamiento que había diseñado por la oposición de dos de los siete sindicatos de la compañía. La empresa tiene unas deudas acumuladas que superan los 900 millones de dólares (unos 180.000 millones de pesetas) y el año pasado cerró el ejercicio con 363 millones de dólares en pérdidas. La justicia, además, tiene abierto un concurso preventivo de acreedores. Panasiuk, quien reconoció que la única experiencia que tiene en el sector es su carácter de piloto civil, presentó su propuesta en un lujoso hotel de Buenos Aires, a pesar de que la SEPI ya ha cerrado el plazo de las ofertas y ha preseleccionado cuatro de ellas. "Estoy muy emocionado, y les pido que me disculpen si en algún momento me quiebro", advirtió a los periodistas, mezclados con representantes de la empresa, a quienes el mismo Panasiuk pidió que aplaudieran cuando terminó un vídeo de presentación de su propuesta. Bajo una gran pancarta que decía "Aerolíneas Argentinas en manos argentinas", Panasiuk dedicó 10 minutos a leer un documento sobre la "ingeniería financiera" que propone para la empresa, y que se basa en una "ecuación cuántica". Pero el problema surgió cuando los periodistas quisieron averiguar más detalles, y especialmente quién concedería esas garantías por 3.000 millones de dólares. Primero dijo que "la banca suiza y la banca estadounidense", luego señaló que un banco suizo y un banco estadounidense de primera línea y, como seguían las dudas, afirmó que él garantizaba personalmente la operación. Preguntado por su patrimonio, Panasiuk dijo que su principal activo era una empresa con sede en Ginebra, Carexis, que es la matriz de una explotadora de diamantes industriales en Ghana, Kiwatt, que fue creada en 1973. El empresario-piloto, ante una nueva ronda de preguntas de los periodistas para que aclarara qué empresas o bancos lo respaldaban, sacó a relucir otras compañías, además de la explotadora de diamantes, con sedes en Estados Unidos y Suiza, todas ellas con nombres en inglés. Algunas de ellas están relacionadas con el sector de las telecomunicaciones, pero no quedó claro si se trataba de representaciones comerciales o activos propios, o si contaba con el respaldo de esas mismas compañías. "Todo es cristalino y genuino", insistió Panasiuk. (El Mundo Digital / 24-08-01)
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