Disparidad de precios, una tendencia irreversible
Un principio sacrosanto, la paridad de tarifas, se está haciendo añicos
Publicada 07/02/11- El modelo de distribución anterior brindaba unas reglas del juego sin sorpresas, pero era un marco rígido con escaso margen de maniobra
La paridad de precios en los diferentes canales de distribución, un principio sacrosanto para la industria turística durante décadas, se está haciendo añicos. Billetes de avión, habitaciones de hotel, coches de alquiler o paquetes turísticos pueden llegar hoy día hasta el consumidor no sólo a través de múltiples canales, sino con un amplio abanico de tarifas disponibles, aún tratándose del mismo producto para las mismas fechas y comprado el mismo momento.
Numerosas voces dentro del sector exclaman ante esta situación y piden volver al sistema anterior. Sin embargo, la tendencia es irreversible.
El modelo de distribución anterior, sostenido por una robusta y estable estructura de tarifas, brindaba a los diferentes operadores turísticos unas reglas del juego sin sorpresas, claras y consensuadas por todos. Más aún, el viejo sistema era un dique de contención para evitar caer en las temidas guerras de precios, tan dañinas para la rentabilidad empresarial.
Sin embargo, era también una cadena de distribución rígida y lenta, que dificultaba por ejemplo reactivar las ventas mediante ofertas de última hora, lanzar precios especiales para incentivar las reservas anticipadas o incrementar el precio cuando la demanda comenzaba a superar a la oferta.
En relativamente pocos años, la situación ha cambiado por completo. Las prácticas de revenue management introducidas masivamente por las aerolíneas de bajo coste gracias a internet han acabado extendiéndose a buena parte de la industria turística; además los precios también se ven sometidos a modificaciones al alza o la baja por parte de intermediarios –sobre todo en un contexto de crisis- y todo este maremágnum acaba confluyendo en la red.
Este escenario de totum revolutum podría haber sido una pesadilla en el pasado, pero no olvidemos un factor clave: las nuevas tecnologías permiten hoy gestionar un tráfico de información impensable hace 10 años, automatizando una gran parte de los procesos. Es por tanto la hora de seguir invirtiendo en tecnología, producto, marca, fidelización de clientes…, y darle al cliente lo que busca, en lugar de rasgarse las vestiduras ante las tendencias irreversibles del mercado.
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