La Organización Mundial del Turismo (OMT) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) están trabajando en la redacción de un anexo al acuerdo GATS (Acuerdo General sobre Comercio de Servicios), para eliminar los obstáculos que impiden en la práctica el intercambio mundial libre de servicios turísticos.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) y la Organización Mundial del Comercio (OMC) están trabajando en la redacción de un anexo al acuerdo GATS (Acuerdo General sobre Comercio de Servicios), para eliminar los obstáculos que impiden en la práctica el intercambio mundial libre de servicios turísticos. El secretario general de la OMT, Francesco Frangialli, afirmó a Europa Press que el GATS, aprobado en la ronda de negociaciones que se cerró con el Acuerdo de Marrakecht en 1994, incluye el turismo, sin embargo, "aún existen aspectos que deben mejorarse". "Se supone que se aplica al turismo la liberalización de los intercambios internacionales, pero el GATS es un instrumento muy general y no funciona bien en su aplicación al turismo", añadió. En este sentido, Frangialli argumenta que nunca ha habido en la OMC un conflicto por incumplimiento del acuerdo en el ámbito del turismo. "Evidentemente hay conflictos, pero el organismo destinado a resolverlos no funciona bien, porque es muy general", matizó. En este sentido, indicó que, aunque el sector turístico cuenta con menos obstáculos que otros como las telecomunicaciones o servicios financieros en sus intercambios, todavía existen aspectos que deben ser mejorados. "La OMT coopera con varios países y con la OMC para llegar más lejos en la liberalización del sector turístico. Por eso, estamos redactando el Anexo del GAT, que no pretende crear conceptos nuevos, sino aplicar los que ya existen", y en el que se hará referencia al Código Etico Mundial del Turismo, aprobado por la OMT y que asumirá la Asamblea General de Naciones Unidas el próximo 19 de noviembre. "El turismo es una actividad de libertad y cuanta más libertad y menos control tienen las empresas mejor le va a la actividad turística. Eso no quiere decir que la libertad de intercambio permita el descontrol en ámbitos medioambientales, culturales y sociales", afirmó Frangialli, quien concluyó que la OMT persigue "libertad, pero con unas normas que controlen las repercusiones indeseables del turismo". Por otro lado, Frangialli destacó que existe en la Unión Europea una "falta de voluntad política" en materia turística que "inquieta" y supone un "problema en momentos de crisis como la actual", provocada por la ralentización general de la economía y los atentados terroristas en Estados Unidos el pasado 11 de septiembre. A juicio de Frangialli, en el ámbito europeo existe una situación "paradójica, porque se reconoce la importancia del turismo a través de un Libro Blanco y la creación de grupos especiales, pero no trata de problemas del sector". "Esto no es grave cuando todo va bien, pero en una situación de crisis como la actual en la que se necesita una acción gubernamental, sí se ve que hay una deficiencia importante". En este sentido, afirmó que países como España, Francia y otros del Sur del continente han trabajado para que se reconozca la importancia social y económica del turismo en las instituciones comunitarias. "Sin embargo, hay países del Norte de Europa, como los Escandinavos, Países Bajos y Bélgica, que no tienen recogido el turismo como una competencia gubernamental y --continuó--, si no reconocen una competencia de turismo en el gobierno propio es muy difícil que lo hagan en el gobierno de la UE". Frangialli expresó su convencimiento de que España aprovechará la Presidencia de la Unión Europea que inicia en enero de 2002, para impulsar el turismo en las estructuras comunitarias, pero "mientras exista este problema de fondo, es muy difícil que la Unión Europea tenga un papel propio en el ámbito del turismo", advirtió Frangialli. En este sentido, explicó que los Tratados de Maastricht y Amsterdam no reconocen competencias turísticas a la Unión Europea "ni tampoco hay consenso entre sus miembros para dotarla de estas responsabilidades". "Esto no significa que la UE no haga nada en materia de turismo, si no que lo hace a través otras políticas como innovación y tecnología, educación, medio ambiente, protección de consumidores, transporte aéreo o aspectos puntuales como la campaña contra el turismo sexual, cuya dirección la ha delegado en la OMT". "La Unión Europea no tiene consenso para tener competencias en turismo ni una base jurídica para desarrollar una política turística. La OMT no se siente demasiado incómoda con esa situación porque, por otra parte, le permite seguir siendo la referencia en turismo, pero hay una falta de voluntad política en la UE que nos inquieta", afirmó.
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