Unos 28.000 agentes federales controlarán el equipaje y los pasajeros de los aeropuertos estadounidenses durante el próximo año, según el acuerdo logrado por el Congreso y el Senado norteamericano, que han aprobado el nuevo plan de seguridad y lo han remitido al presidente, George W. Bush.
Unos 28.000 agentes federales controlarán el equipaje y los pasajeros de los aeropuertos estadounidenses durante el próximo año, según el acuerdo logrado por el Congreso y el Senado norteamericano, que han aprobado el nuevo plan de seguridad y lo han remitido al presidente, George W. Bush. La iniciativa pone fin a la batalla tanto ideológica como política sobre el papel que deben jugar las Fuerzas Federales en la seguridad aérea. Este tema pasó a primer plano a raíz de los atentados del pasado 11 de septiembre, en los que se puso de manifiesto los fallos de los sistemas de seguridad en los aeropuertos, y que se convirtió en «urgente» como consecuencia del accidente del vuelo 587 de American Airlines que se estrelló en el barrio de Queens en Nueva York el pasado lunes. El presidente estadounidense, George W. Bush, celebró el acuerdo y manifestó que estaba ansioso por firmarlo ya que «cuando hablamos de seguridad, hemos de reforzar los patrones». Sin embargo, el acuerdo contempla un plan piloto según el cual cinco aeropuertos del país utilizarán empresas privadas de vigilancia para el control de los aeropuertos, aunque estarán bajo la supervisión de agentes federales. Además, dentro de tres años, otros aeropuertos estadounidenses podrán pedir permiso al Departamento de Transporte y utilizar también a trabajadores de empresas privadas en la seguridad, siempre que los niveles provistos por éstos sean «iguales o mayores» de los que ofrecen los empleados federales. «Nuestros espacios aéreos y nuestros aeropuertos serán mucho más seguros», dijo el líder de la mayoría demócrata del Senado, Tom Daschle, al conocer el acuerdo. Estos son los principales puntos del programa de seguridad:
AEROPUERTOS: El Estado Federal se hace responsable de la seguridad en todos los aeropuertos de Estados Unidos. Entra en funcionamiento una nueva autoridad dentro del departamento de Transporte encargado exclusivamente de la seguridad aérea. Entrenamiento específico de miles de agentes federales, que se ocuparán de controlar los equipajes y a los pasajeros. Estos inspectores no estarán autorizados para emplear la fuerza, y pueden ser despedidos en caso de hacerlo. Incremento de la presencia de policías y de agentes federales en los aeropuertos. Control de todo el equipaje -incluido el de mano- antes del embarque. Antes de diciembre de 2002 todos los aeropuertos serán equipados con detectores de explosivos. Pasado un periodo de tres años, los aeropuertos pueden optar al regreso de la seguridad privada. Sin embargo, como prueba cinco aeropuertos pueden continuar subcontratando a empresas privadas las tareas de seguridad.
AVIONES: Presencia de agentes armados («Air Marshals») a bordo vestidos de civil. Reforzamiento de las cabinas de los pilotos, e instalación de nuevos sistemas de comunicación entre éstas y la cabina de pasajeros. Los pilotos estarán autorizados a portar armas homologadas, con la condición de que el departamento de Transportes y las compañías áereas confirmen que los pilotos tienen la formación adecuada para utilizarlas.
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