La aerolínea británica Easyjet negocia la compra de 75 aviones a los fabricantes Airbus y Boeing. La decisión obedece a un auge en el número de pasajeros. El pedido de la compañía, que hasta ahora únicamente ha utilizado aparatos de Boeing, sería el mayor realizado hasta ahora por una línea europea de vuelos baratos y su importe se eleva a unos 4.320 millones de euros.
La aerolínea británica Easyjet negocia la compra de 75 aviones a los fabricantes Airbus y Boeing. La decisión obedece a un auge en el número de pasajeros. El pedido de la compañía, que hasta ahora únicamente ha utilizado aparatos de Boeing, sería el mayor realizado hasta ahora por una línea europea de vuelos baratos y su importe se eleva a unos 4.320 millones de euros. Mientras las grandes aerolíneas nacionales han sufrido los graves efectos de los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos, compañías más pequeñas como Easyjet han registrado una gran afluencia de pasajeros por no cubrir rutas trasatlánticas. Roy Webster, director ejecutivo de Easyjet, afirmó ayer en Londres que la compañía se ha comprometido ya a ampliar la capacidad de sus aparatos en un 25% anual hasta el año 2004 y necesita garantizar la entrega de aviones después de esa fecha. Según Webster, "dada la situación actual de la mayor parte de la industria de la aviación comercial, éste es potencialmente el mejor momento para atender nuestra necesidad de aviones a largo plazo". Por otra parte, British Airways está ultimando un acuerdo de colaboración con la holandesa KLM en las rutas a Oriente Próximo. El convenio permitirá a ambas aerolíneas compartir la venta de billetes a los principales destinos de la región, donde la compañía británica ha experimentado una caída del volumen de tráfico del 9% en diciembre de 2001, frente al mismo mes de 2000. British Airways y KLM rompieron hace unos meses sus negociaciones de fusión, pero al mismo tiempo decidieron mantener abierta la posibilidad de llegar a acuerdos comerciales. La Comisión Europea adoptó ayer una propuesta de reglamento que pretende reforzar la protección de los pasajeros aéreos frente a las denegaciones de embarque -por sobreventa de billetes-, cancelaciones de vuelos y retrasos prolongados y prevé indemnizaciones hasta de 1.500 euros, frente al máximo actual de 300 euros. El objetivo de esta medida es disuadir a las compañías de practicar un overbooking abusivo, fijando cantidades lo suficientemente altas. Bruselas considera que las actuales normas, que datan de 1991, "han resultado demasiado débiles y limitadas". (Jules Stewart, diario Cinco Días, 09/01/02)
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