La Federación Española de Empresas Organizadoras de Congresos cree que la actividad se normalizará en primavera de 2002

La Federación Española de Empresas Organizadoras de Congresos considera que la incertidumbre derivada de los atentados terroristas en Estados Unidos y que afectó especialmente al turismo de congresos terminará por disiparse en los primeros meses de 2002, recuperándose la actividad normal para los meses de primavera, que son, junto con los de otoño, los períodos más importantes para la organización de congresos y reuniones. Según informó a Europa Press el presidente de la Federación, Carlos de Sebastián, los atentados en Estados Unidos afectaron "levemente" a los congresos organizados en los últimos cuatro meses de 2001, en los que se redujo el número de participantes. Sin embargo, no implicaron ninguna cancelación, excepto la anulación del congreso de los agentes de viajes norteamericanos que debía haber acogido Sevilla en septiembre de 2001. En este sentido, indicó que un signo de la recuperación del mercado de congresos, ferias y reuniones ha sido la convocatoria en noviembre pasado de la feria de informática SIMO en el Palacio de Congresos de Madrid, en la que no se cumplieron las previsiones sobre un descenso de los participantes. Asimismo, apuntó que las perspectivas para al Feria de Turismo FITUR 2002 también son bastante halagüeñas. Por otro lado, Carlos de Sebastián señaló como objetivos prioritarios para este año, negociar con las comunidades autónomas el reconocimiento de la actividad profesional de los operadores de congresos y trabajar en un plan de formación específico para este tipo de profesionales. Las 60 empresas que forman parte de la Federación organizaron 10.073 reuniones y congresos en 2000, que atrajeron 1,8 millones de congresistas. El 38 por ciento de estas personas eran extranjeras y casi 50 por ciento de los congresos fueron organizados por los sectores sanitario y de nuevas tecnologías. El gasto medio diario de un turista de congresos es entre 3 y 4 veces superior al de un turista convencional, por lo que sitúa en los 275 euros (46.000 pesetas).