No habrá ley turística esta legislatura, una de las medidas emblemáticas contempladas en el Pacto de Progreso. Así lo han asegurado fuentes del PSOE, quienes han explicado que la consejería de Celestí Alomar (Turismo) ya ha comunicado que no dispone de tiempo suficiente para sacar adelante la iniciativa, una de sus principales promesas realizadas nada más llegar al poder.
No habrá ley turística esta legislatura, una de las medidas emblemáticas contempladas en el Pacto de Progreso. Así lo han asegurado fuentes del PSOE, quienes han explicado que la consejería de Celestí Alomar (Turismo) ya ha comunicado que no dispone de tiempo suficiente para sacar adelante la iniciativa, una de sus principales promesas realizadas nada más llegar al poder. Aunque no fue tan explícito, Alomar sí dejó entrever claramente sus intenciones al manifestar: "Creemos que es mejor cerrar el proceso de la ecotasa, con la concreción de los proyectos, antes que volver a plantear otros asuntos en materia turística". El consejero de Turismo agregó: "No me gustaría dejarla (la ley) para la próxima legislatura; se trabaja para lograr un consenso, pero si no lo hay, veremos qué hacemos; es mejor dejar reposar y que se vaya viendo bien cuál es el desarrollo de la ecotasa". El 29 de julio de 1999, durante su primera entrevista concedida a DIARIO de MALLORCA tras llegar al cargo, Alomar se marcó una meta en relación a los plazos para tener lista la normativa: "El inicio será en septiembre y el próximo año (2000) podremos tener presentada en el Parlamento la revisión de la ley". Tres años después, ésta ha dejado de ser una prioridad para su equipo. La norma debía modificar la Ley General Turística 2/1999 elaborada por el Partido Popular, hoy vigente, y tenía que ser un instrumento para regular, entre otros aspectos, el intercambio de plazas hoteleras nuevas por obsoletas para evitar el crecimiento de la planta de las islas. Así, mucho más restrictiva, permitiría construir un máximo de una plaza nueva por cada plaza suprimida por el empresario. También se debía ordenar el negocio de las viviendas turísticas. De hecho, el conseller retiró un polémico proyecto de ley sobre este tipo de oferta tras dos años de trámite parlamentario alegando su futura inclusión en la nueva norma. Desde Turismo se ha hecho referencia, en diversas ocasiones, al borrador de la ley, que incluía, además, la simplificación de trámites a los empresarios para abrir establecimientos; un nuevo sistema de parámetros de calidad y una reducción de controles en el sector por parte de las diferentes autoridades competentes con el objeto de evitar la duplicidad. Sin embargo, a principios de este año, y pasado el ecuador de la legislatura, distintas formaciones políticas expresaron su malestar porque, según indicaron, todavía no se les había hecho llegar dicho borrador. La Federación Hotelera, mucho antes de comenzar la batalla originada por la ecotasa, señalo que la Ley General de Turismo era "mejorable" y el presidente de la agrupación, Pere Cañellas, se mostró dispuesto a aceptar la invitación de Alomar para debatir los cambios que se debían introducir. Los empresarios estaban en contra del sistema vigente de intercambio de plazas. Sin embargo, actualmente, el diálogo con el Govern es nulo y los hoteleros se niegan, incluso, a evaluar los proyectos que el Ejecutivo desea llevar a cabo con la recaudación del impuesto turístico. (N. T., Diario de Mallorca, 21/05/02)
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