La campaña de publicidad del turoperador británico Club 18-30 en la que vende Baleares con mensajes subliminales de sexo ha levantado las críticas del Gobierno y el sector turístico. Todos coinciden, sin excepción, que este segmento del mercado que aspira a convertir las islas en paraíso del sexo y el alcohol «daña la imagen del archipiélago balear».
La campaña de publicidad del turoperador británico Club 18-30 en la que vende Baleares con mensajes subliminales de sexo ha levantado las críticas del Gobierno y el sector turístico. Todos coinciden, sin excepción, que este segmento del mercado que aspira a convertir las islas en paraíso del sexo y el alcohol «daña la imagen del archipiélago balear». El consejero de Turismo, Celestí Alomar, en los pasillos del Parlament, advirtió que «hay que atajar este tipo de campañas por los mensajes negativos y la mala imagen que trasladan en el exterior». Desde la Federación Hotelera de Mallorca consideran que «este tipo de cliente se encuentra entre los 'no deseados' para el desarrollo turístico de Baleares». Además, alertaron de «su incompatibilidad con un turismo familiar, principal cimiento en los segmentos de los principales mercados emisores de las Islas». En el Fomento del Turismo de Mallorca calificaron los ganchos publicitarios utilizados como «negativos» en contra de un turismo de calidad al que aspira y por la que trabaja la industria turística balear. «Por supuesto que no es el perfil del turista que queremos para la imagen de Baleares, ya que despierta mala prensa y provoca un pésimo ambiente en las zonas turísticas», explicaron fuentes del Fomento del Turismo. En la patronal de las agencias de viajes de Baleares (Aviba) también consideraron «desacertada» esta clientela para los intereses de las islas. En opinión del gerente de Aviba, Víctor Fernández, «estos mayoristas manejan estas agresivas campañas publicitarias entre una población juvenil que se encuadra dentro de los parámetros de los hooligans o clubbers». Además, Fernández manifestó que «estos turistas dejan más perjuicios que beneficios», no sólo por «comprar un producto barato sino por su bajo poder adquisitivo económico y por los problemas que acarrean». Por otro lado, el gerente de las agencias de viajes de Baleares entiende que «entre los turoperadores se busquen iniciativas novedosas para captar clientes», pero «éstos, por su jaleo y juerga, llegan a levantar los recelos entre el turismo familiar». Los clientes del Club 18-30 se concentran en diferentes enclaves turísticos del municipio de Calvià, como Palmanova y Magalluf. Entre un tono de preocupación, el presidente de la asociación de esta zona, Tomàs Pons, hizo un llamamiento a la reflexión para buscar soluciones. «Que utilicen el gancho del sexo y el alcohol puede ser susceptible para plantearnos si queremos o no este tipo de cliente», agregó Pons. En este sentido, el dirigente de la asociación hotelera considera que «Mallorca, y en concreto, Calvià tiene que aspirar a otro segmento del mercado». Además, lamentó que «entre los propios británicos se tenga la percepción que siempre protagonizan capítulos negros en la prensa, víctimas algunos de ellos de accidentes de todo tipo, entre los que destacan desgraciadamente caídas por las ventanas o incidentes por consumo de grandes dosis de alcohol». El responsable de Acotur, José Tirado, identificó al mayorista británico Club 18-30 como «el gran impulsor y organizador del invento de pub crowling». En este sentido, arremetió contra la oferta complementaria de ocio no reglada, con bares y pubs como principales protagonistas. «Es un vergüenza, -dijo-, que no controlen el aforo de algunos lugares, donde el número de clientes permitido puede llegar a multiplicarse sin que se tome ninguna medida». Ya la prensa británica se ha hecho eco en más de una ocasión de la huella dejada por los clubbers. (Ch. D., diario El Mundo-El Día de Baleares, 22/05/02)
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