La reforma de la Ley General del Turismo (LGT) es una de las iniciativas a las que el Gobierno balear dará prioridad para su aprobación durante esta legislatura, e incluso en la consejería de Turismo se estima que podría ser llevada al Parlamento este mismo año.
La reforma de la Ley General del Turismo (LGT) es una de las iniciativas a las que el Gobierno balear dará prioridad para su aprobación durante esta legislatura, e incluso en la consejería de Turismo se estima que podría ser llevada al Parlamento este mismo año. La reforma de esta normativa que aprobara el anterior consejero González Ortea, es una de las 21 leyes que tiene preparadas el Govern para aprobar durante el resto de la legislatura, y la LGT "es una de las prioritarias", aseguraron en la conselleria de Turismo. Hace apenas dos meses, el conseller Celestí Alomar anunció que aparcaba esta iniciativa, por no disponer de tiempo suficiente para preparar el nuevo articulado, pero dijo además que prefería no dejarla para la próxima legislatura. Ahora, asegura que podrá ser aprobada próximamente. El conseller Alomar tenía la intención de modificar esta ley desde que asumió el cargo y durante los primeros meses de 2000 preparó un borrador con el nuevo texto. Pasados dos años, Alomar quiere que se cristalice la modificación de la LGT, y su último borrador ya está en el edificio de la Presidencia del Ejecutivo. Los puntos principales del nuevo texto, según fuentes de Turismo, son dos. Por una parte se modifica el sistema de intercambio de plazas a la hora de construir un nuevo establecimiento turístico: ahora será simplemente uno por uno y no habrá varias categorías, como ahora. Por otra parte, la reforma de edificios turísticos deberá hacerse con arreglo a una nueva filosofía: intentar la reducción de las plazas, mediante la conversión de dos habitaciones en una, a fin de que los huéspedes dispongan de más espacio que haga más cómoda su estancia, y ello propiciará una notoria mejora de la calidad de la oferta de alojamiento de Balears. El conseller Alomar estaba interesado en otro aspecto que incomoda a los empresarios: los edificios obsoletos dados de baja para el intercambio de plazas deben ser derribados y no reconvertidos en viviendas. Hace tiempo, declaraba a este periódico que quería "poner en marcha una fórmula que limite el crecimiento y la especulación", y "poner límites al aumento de plazas en las zonas turísticas". La aprobación de la modificación de la LGT en Consell de Govern supondrá su envío al Parlament, pero allí su destino será incierto. Unió Mallorquina no respaldará su aprobación. Fuentes del partido nacionalista dijeron que su negativa a darle apoyo se debe a que el pacto no incluye esta iniciativa. Además, "no vemos con buenos ojos" la intención de presentar la ley al Parlament, tal como están las relaciones entre el empresariado turístico y el Govern. La pretendida remodelación de la ley "no haría más que empeorar las cosas", por lo que UM aboga por mantener la actual situación, porque no ve "necesario ni conveniente" iniciar un nuevo debate público sobre una ley turística porque según las mismas fuentes, hay que reducir el nivel de crispación existente en el empresariado, y no añadir nuevos elementos de perturbación. El último borrador de la reforma de la LGT ni siquiera fue enviado a Unió Mallorquina, y este partido sólo dispone de un antiguo texto, ya obsoleto, pero su negativa a admitir la reforma del texto no depende ya de artículos concretos del mismo, sino del impacto que podría tener esta nueva normativa en el mundo empresarial. (M. M., Diario de Mallorca, 15/07/02)
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