"Retraso en las reservas". La frase se convirtió desde el comienzo de la temporada estival en el mantra de la industria turística española.
"Retraso en las reservas". La frase se convirtió desde el comienzo de la temporada estival en el mantra de la industria turística española. Frente a esto, las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) arrojan un descenso de un 12,7% de las reservas para julio y agosto. La remonta será difícil cuando otros años las reservas suponen alrededor del 8% de la ocupación turística, según estima Valentín Ugalde, secretario general de la Federación Española de Hostelería (FEH). Las primeras consecuencias de la caída del turismo no se han hecho esperar. Según los datos de la balanza por cuenta corriente, que refleja los ingresos y pagos de las operaciones comerciales, servicios, rentas y transferencias, del Banco de España, en el primer cuatrimestre de 2002, los ingresos netos por turismo y viajes se situaron en 7.070,3 millones de euros, un 8,2% menos que el año pasado. En junio, nada más comenzar la temporada, el porcentaje de turistas que se había acercado a nuestras costas cayó un 7% respecto al año pasado, informa la agrupación de zonas turísticas de España, Zontur. Mientras que las reservas, a 30 de junio, para los meses de julio y agosto habían caído entre un 10 y un 12%, según Ugalde El descenso ya se hacía notar a principios de año. Según los datos del Ministerio de Economía, en el primer semestre los ingresos del sector disminuyeron un 5,7% en relación al año anterior. Pero la cifra sólo es llamativa si la comparamos con años recientes, ya que, en el último lustro, el crecimiento del turismo fue espectacular. Las cuentas oficiales reflejan que, entre 1995 y 2001, el número de turistas internacionales pasó de 35 a 50 millones, lo que supone un incremento del 42%. Traducido en ingresos, la rentabilidad en el sector creció de 19.000 a 37.000 euros, un 48,6%. Las comunidades que más se resienten son las de las islas. En especial, Baleares ha visto caer su turismo un 11% en lo que va de año, con respecto a 2001, según el Instituto Balear de Turismo (Ibatur). Mientras que la Consejería de Turismo y Transportes de Canarias, muestra como el archipiélago ha tenido un descenso de turistas hasta junio de un 4,72%. Ante esta situación, los empresarios, hoteleros y agencias de viaje se han puesto manos a la obra para intentar atraer a los turistas con su mejor arma: la rebaja de precios. La media del descuento es del 8%, dependiendo de la zona y del servicio, pero se pueden encontrar hasta del 50%. Las consecuencias se dejarán notar no sólo en los ingresos de los empresarios, aún sin calcular, sino en la aportación al Producto Interior Bruto (PIB) de un sector que contribuye nada menos que con el 12%, según los datos aportados por la novedosa Cuenta Satélite de Turismo en España (CTSE) del INE referentes a 1999. Además de crear más de dos millones de puestos de trabajo, entre los 860.000 empleos directos y el 1,5 millones en actividades relacionadas, lo que supone, en palabras del secretario de Comercio y Turismo, Juan Costa, el 10% del nuevo empleo en España. La Bolsa española no se ha mantenido al margen de la coyuntura. Los valores relacionados con la industria del turismo han visto como caían sus cotizaciones a niveles desconocidos desde hacía tiempo. En la primera semana de julio, momento en el que la volatilidad era ya la palabra clave en los parqués mundiales, Sol Meliá, la cadena hotelera española más fuerte, tocaba mínimos hasta situarse en los niveles de noviembre de 2001. NH Hoteles vivía también fuertes recortes, mientras que Amadeus, la central de reservas on line, veía caer su precios hasta colocarse en los mínimos de abril del año pasado. Sin embargo, Amadeus ha remontado, en un contexto optimista para el comercio turístico en Internet. Las ventas del sector suponen en Europa el 18% del comercio electrónico. Las razones de la caída del turismo son diversas: la recesión económica, la fortaleza del euro y los atentados del 11-S, se apuntan como los principales factores. En concreto, la crisis de Alemania ha hecho especial mella. Por detrás del Reino Unido (que supone el 28% de los turistas), el país germano es el segundo exportador de turistas extranjeros hacia España, con una cuota del 23%. Esta temporada, son un 7% menos los alemanes que se acercan a nuestro país.
El caso de las islas es el más llamativo. En Baleares su presencia se ha reducido hasta un 30% y en Canarias entre un 5 y un 30%, según la zona. En compensación, las previsiones más optimistas esperan una mayor entrada de turistas europeos, asiáticos y estadounidenses. En esta misma línea, Exceltur tiene puestas las esperanzas en el segundo semestre del año, con aumento del 0,9% en el número de turistas que visiten España con respecto al 2001. Por otro lado, la fuerza adquirida por el euro influye en el retroceso. La moneda única se situaba por encima del dólar, lo que supone un encarecimiento de los precios en un sector que ya contribuye notablemente al alza del Índice de Precios al Consumo (IPC), donde turismo y hostelería suponen el 22% del aumento, según explicó el secretario de Estado de Economía, José Folgado en la presentación del IPC de junio. Otro de los factores que han influido en la caída es la apertura de países antes en conflicto como Croacia y Bulgaria. La ex Yugoslavia aparece como un nuevo atractivo turístico para los europeos, con precios muy competitivos. Sin embargo, si el turismo de sol y playa extranjero supone un 45% y el español un 55%, Ugalde prevé que el primero "baje al 40% mientras el nacional suba al 60%", equilibrando la balanza. Precisamente, el turismo español puede marcar la diferencia y hacer remontar las estadísticas. Ya en mayo, las estadísticas del INE mostraban como el turismo de los residentes había crecido un 0,5%. Como apuntan los expertos, los hábitos turísticos de los españoles están cambiando. Las vacaciones se dividen y el turismo interior y rural están en auge. Por ejemplo, mientras el descenso en la ocupación y las reservas es generalizado, en Castilla y León las previsiones de ocupación para julio y agosto han aumentado hasta un 30,2-33,8%, según la Dirección General de Turismo. Los datos consumados de abril indican la tendencia, con un índice de pernoctaciones un 12,9% por encima al del año anterior. En la misma comunidad castellana, la ocupación de alojamientos de turismo rural prevista es de más de un 22% para julio, llegando hasta el 34% en el mes de agosto. El turismo alternativo al tradicional de sol y playa no parece que vaya a sufrir las consecuencias del sector. Ya en mayo, la ocupación había crecido un 25% más que el año anterior. En Galicia, se espera un lleno total de sus alojamientos rurales para la estación estival. Entre las reservas de última hora y el resurgimiento de nuevas formas de turismo, las expectativas no son tan negativas. Ugalde no pierde la esperanza y cree que la situación cambiará. "Los picos del turismo se producen cada cuatro o cinco años. A lo mejor, este año y el que viene estamos igual, pero puede que dentro de dos vuelva a subir el turismo". (L. F., diario El Mundo, 19/07/02)
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