Desde la canción del verano que bailaban en las playas turistas y autóctonos en 1977, la "Fiesta" de Rafaela Carrá, hasta el juego de manos del "Aserejé" de las Kepchup han pasado 25 años. Y esos son muchos años. Si no que se lo pregunten a las agencias de viajes malagueñas que han visto con sus ojos nacer y crecer al gran imperio turístico de la Costa del Sol. Ha llovido mucho desde la época de transición democrática, incluso ha llovido sobre mojado. «¿Que si han cambiado las cosas? ¡Pues claro que sí, y mucho! Ha avanzado al ritmo de la vida», exclama un profesional del sector, Antonio García del Valle, con una sonrisa casi a punto de carcajada.
Desde la canción del verano que bailaban en las playas turistas y autóctonos en 1977, la "Fiesta" de Rafaela Carrá, hasta el juego de manos del "Aserejé" de las Kepchup han pasado 25 años. Y esos son muchos años. Si no que se lo pregunten a las agencias de viajes malagueñas que han visto con sus ojos nacer y crecer al gran imperio turístico de la Costa del Sol. Ha llovido mucho desde la época de transición democrática, incluso ha llovido sobre mojado. «¿Que si han cambiado las cosas? ¡Pues claro que sí, y mucho! Ha avanzado al ritmo de la vida», exclama un profesional del sector, Antonio García del Valle, con una sonrisa casi a punto de carcajada. Con clara nostalgia recuerda cómo los turistas que visitaban la Costa del Sol de los años 70 realizaban sus reservas mediante cartas o vía télex (un aparatejo que transcribía la información en una cinta amarilla que a su vez era enviada a un receptor cuya función fue sustituida poco después por el fax). El español de entonces no tenía tiempo para viajar pero empezaba a acostumbrarse a que en los veranos las playas se llenaran de extranjeros que se doraban como salmonetes junto al rompeolas en bikinis y trajes de baño ceñidos. «Ahora los avances tecnológicos, sociales, la mejora de los transportes, ha conformado un turismo muy diferente, con turistas, ofertas y posibilidades dispares. Los vuelos son más frecuentes, más rápidos y asequibles a cualquier bolsillo. Las vacaciones están fraccionadas y la mentalidad de la población es más abierta», expresa este sabio conocedor de la historia de la Costa del Sol, propietario de la agencia de viajes Savitour. Incluso el teléfono, que por entonces necesitaba de una manivela para establecer la comunicación, tardaba horas en encontrar la voz del destino solicitado. «¿Te imaginas la diferencia de antaño?», pregunta al tiempo que señala su sien con el dedo índice. Son muchos los recuerdos que pasarán hoy por la memoria de Antonio como por las del resto de los miembros de la Asociación Empresarial de Agencias de Viajes (AEDAV) que celebran el 25°. aniversario de su nacimiento. «Empezamos siendo seis agencias de viajes que se unían para defender los intereses de nuestro sector. Hemos crecido mucho, ahora somos 120 agencias», apunta Carlos Alcaide, gerente de la asociación, mientras observa fotos de anteriores celebraciones. «Entonces estábamos muy preocupados -y todavía lo están- por el intrusismo, por la existencia de organismos ajenos al sector que se dedicaban a organizar excursiones», añade. «Pero, sin duda, lo peor a lo que tuvimos que enfrentarnos fue a las duras etapas de huelgas del sector de hostelería -1977, 1978 y 1979- que marcaron unos duros comienzos para la asociación», recuerda Alcaide. La década de los 80, con sus altibajos, supuso un claro desarrollo en el turismo nacional. Y como 25 años no se cumplen todos los días, la directiva de la asociación va a reunirse hoy en Mijas para degustar una comida junto a aquellos con los que han compartido tantos momentos. «Esperemos que podamos cumplir muchos más», desea Alcaide. (R. A., diario Sur, 22/07/02)
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