Se cuentan por cientos. El goteo de Mercedes y vehículos de alta gama por las avenidas de Marbella es incesante. La llegada del rey Fahd, que descansa desde el 14 de agosto en su palacio de "El Rocío", y de su multitudinario séquito de 3.000 personas se hace notar. No sólo en las tiendas de élite y en los restaurantes. El grueso de la familia real habita en una ostentosa mansión aupada en una loma marbellí. El resto de la nutrida comitiva se reparte por hoteles de lujo de la costa marbellí.
Se cuentan por cientos. El goteo de Mercedes y vehículos de alta gama por las avenidas de Marbella es incesante. La llegada del rey Fahd, que descansa desde el 14 de agosto en su palacio de "El Rocío", y de su multitudinario séquito de 3.000 personas se hace notar. No sólo en las tiendas de élite y en los restaurantes. El grueso de la familia real habita en una ostentosa mansión aupada en una loma marbellí. El resto de la nutrida comitiva se reparte por hoteles de lujo de la costa marbellí. En total, 300 habitaciones en instalaciones de lujo y otras tantas en cuatro y tres estrellas. La lluvia de "petrodólares" que deja tras de sí la visita de El Fahd Ben Abdelasís Al-Saud -se calcula que gastan cinco millones de euros al día- representa un balón de oxígeno para un agosto tibio donde el "overbooking" era una utopía. El mes se cierra con buena nota y septiembre se presenta con previsiones halagüeñas gracias a la masiva presencia de los árabes. Un ejemplo: El hotel Kempinski Resort de Estepona, donde medio centenar de habitaciones está ocupado desde principios de agosto por parte del séquito wahabí. Las estancias están confirmadas hasta finales de mes, aunque podrían prolongarse si el monarca de Arabia Saudí decide alargar sus vacaciones en Marbella. No es un hecho aislado. El hotel Don Carlos o el Marbella Club son otros de los establecimientos de máxima categoría donde pernoctan altos mandatarios saudíes y miembros del séquito. Prefieren las suites. Cambian la decoración a su gusto. Se rodean de tecnología punta. Caprichos de ricos que son minucias cuando se garantizan estancias de más de mes y medio. La ocupación hotelera en los "cuatro y cinco estrellas" es menor que en años anteriores. Algunos echan cuentas y no quieren ni pensar que habría pasado si al rey Fahd le hubiera dado por quedarse este año en Suiza. (C. G., Diario Sur, 02/09/02)
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