Después de muchísimos años para el que tenga memoria para el recuerdo ha sucedido un fenómeno esperado y anunciado, aunque como el lobo de Pedro algunos creían que no llegaría nunca. Las cifras del turismo esta temporada se han reducido.
Después de muchísimos años para el que tenga memoria para el recuerdo ha sucedido un fenómeno esperado y anunciado, aunque como el lobo de Pedro algunos creían que no llegaría nunca. Las cifras del turismo esta temporada se han reducido.hay más situaciones futuras desfavorables. Tal es la predecible normalización de la situación Holítica y social en el norte de África. De todo ello es imprescindible concluir que se acabaron los tiempos de las vacas gordas y fáciles. Lo que no quiere decir ni mucho menos que la cosa se hunda, pero se hace necesario echarle una pensada. La vieja ley de bronce de muchos empresarios españoles de que a menor demanda mayor precio se ha acabado para siempre y por, precisamente, la más dolorosa de las comprobaciones empíricas, la experiencia. A competir tocan, y en condiciones desfavorables para nosotros. Llega el momento de la reconversión, para la que estamos espléndidamente preparados, sobre todo por algo tan imperceptible como es la garantía sanitaria de un muy buen sistema público de salud, en lo que sacamos muchas cabezas e inalcanzables a otros entornos de dispensación de ocio. Tenemos por delante el gran reto del mañana: acoger a los pensionistas de Europa. Que comporta, por otra parte, la racionalización de los recursos turísticos. O sea la distribución a lo largo de todo el año de capacidades, infraestructuras y profesionales. Es imposible a estas alturas la cobertura cerebral de esa cosa tan buena y mal estructurada de las vacaciones, que representa la peor asignación de recursos que una mente perversa hubiera podido imaginar jamás. Pero sí que es posible redistribuir nuestras potencialidades para dar acogida a las nuevas apetencias humanas, que junto a la demanda de los consumos para jubilados está el turismo cultural -es curioso decir turismo cultural, porque hacer turismo es eso, darse una vuelta, el otro turismo no es turismo, es no hacer nada-. De todas maneras no podemos renunciar a abrir foros sobre la demencialidad y reordenación en la distribución del tiempo libre, que hacerlo bien supondrá más, mejor y más barato. Y, al hilo, se hace cada vez más no sólo necesario sino imprescindible pensar para actuar en el gran reto inexorable del mañana que es el envejecimiento. Ahora estamos a tiempo. En fin, se acabó el boom del visitante 800 millones recogido en el Nodo de turno. Pero no es para preocuparse. sino para aprender para cambiar. ¡Por supuesto! (F.F.T., diario Cinco Días, 09/09/02)
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