Un ataque de EEUU a Irak agravaría la actual recesión turística, porque los potenciales viajeros se retraerían, en espera de épocas menos turbulentas, y se dispararía el precio del crudo, encareciendo la materia prima fundamental del turismo, el transporte.
Un ataque de EEUU a Irak agravaría la actual recesión turística, porque los potenciales viajeros se retraerían, en espera de épocas menos turbulentas, y se dispararía el precio del crudo, encareciendo la materia prima fundamental del turismo, el transporte. Empresarios ligados al turismo y economistas, consultados ayer por DIARIO de MALLORCA, han coincidido en destacar lo negativo que resultaría un nuevo conflicto bélico para los intereses de las islas, porque incrementaría los niveles de recesión existentes. El presidente del Fomento del Turismo, Miguel Vicens, recordó lo sucedido en enero de 1991, cuando el ataque americano supuso inmediatamente el retraimiento de las ventas. En esta oportunidad,"si no se extiende el conflicto, la gente lo olvidará rápidamente". El presidente de la asociación de cadenas hoteleras, Miguel Amengual, cree que "el turismo se resentirá de forma brutal" aunque dijo que está "más preocupado por la política del Govern que por un ataque a Irak". El presidente de los agentes de viajes, Jaime Bauzá, afirma que "el turismo se constreñirá, tanto en el tráfico emisor como en el receptivo, porque el turista siempre busca tranquilidad y certidumbre. A corto plazo, la consecuencia sería el aumento del precio del petróleo". Damià Seguí, propietario de Son Amar y presidente de la asociación de atracciones turísticas Amat, entiende que un ataque "afectaría inmediatamente al turismo" y señaló que resulta difícil conocer el alcance y la magnitud que alcanzaría la recesión si se diera el supuesto del conflicto bélico. Otro subsector relacionado directamente con el turismo, el de rent a car, mantiene opiniones similares. El presidente de la patronal Baleval, Ramón Pujol, indicó que "no sería nada positivo y en primera instancia, provocaría la subida del precio de los carburantes". La restauración balear también teme una nueva guerra, y su presidente Antonio Gil, cree que afectaría a la economía mundial y tendría repercusiones muy graves para las islas. Si las opiniones son convergentes en este tema, hay algunas discrepancias en torno al futuro inmediato de la economía. Miquel Vicens asegura que "es necesario que haya una recuperación, porque vemos que existe un empeoramiento de la competitividad de las islas, debido a problemas internos. Esperamos una mejora pero para eso tenemos que hacer nuestros deberes". Miguel Amengual ve un futuro "muy negro", por culpa del Govern, quien "ha despreciado cuatro años e incluso se dice que hemos retrocedido a diez años atrás". Además prevé una bajada de millón y medio de turistas. Damià Seguí estima que "septiembre será malo y octubre peor". Antonio Gil señaló que "todo está paralizado por la expectación sobre nuevas acciones terroristas", y Ramón Pujol cree que "si no ocurre nada las expectativas son positivas". Jaime Bauzá ve "con preocupación" los meses que restan para final de año, porque es la época de mejor venta para las agencias de viajes mallorquinas. (M.M., Diario de Mallorca, 11/09/02)
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