Estudio de Fedea

España tiene la mayor red de Alta Velocidad por habitante pero la menos utilizada

Publicada 10/03/15
España tiene la mayor red de Alta Velocidad por habitante pero la menos utilizada

España figura como el primer país del mundo por número de kilómetros de Alta Velocidad ferroviaria por habitante, pero pasa a ser el último en utilización de esta infraestructura, según muestra un estudio de Fedea realizado por los profesores Daniel Albalate y Germà Bel, ambos catedráticos de la Universidad de Barcelona.

Al cierre de 2014, España contaba con 54 kilómetros de AVE por cada millón de habitantes, cifra que coloca al país en el primer lugar del mundo en dotación.

Sin embargo, no significa que sean las redes más utilizadas, ya que, tanto en número de pasajeros como viajeros por kilómetro de red, los países asiáticos se colocan en los primeros lugares debido a su gran densidad de población; mientras España cae el último lugar en ambos índices, a pesar de que el pasado ejercicio cerró con un récord de 29 millones de viajeros transportados en trenes de Alta Velocidad.

El ránking del AVE con más intensidad de uso lo lidera Japón, con un ratio de 158.12 pasajeros por kilómetro de red AVE. Después figura Francia, con 61.394 viajeros por kilómetro, China (37.950 usuarios) e Italia (27.085 viajeros).

España cuenta con la mayor red de AVE por habitante pero la menos utilizada España cuenta con la mayor red de AVE por habitante pero la menos utilizada

Por contra, España se sitúa muy por delante del resto de países que cuentan con ferrocarril de Alta Velocidad en cuanto a la densidad de la red, dado que Francia cuenta con 31 kilómetros de AVE por cada millón de habitantes, Japón 16 kilómetros, Italia 15 kilómetros, Alemania 13 kilómetros y China, 8 kilómetros.

China es precisamente el país con la red AVE más extensa en cuanto a su longitud absoluta, con un total de 11.067 kilómetros, sólo por delante de España, que supera los 2.500 kilómetros. Después se sitúan Japón, con 2.087 kilómetros de AVE, Francia (2.036 kilómetros), Alemania (1.013 kilómetros) e Italia (923 kilómetros).

No obstante, el estudio señala que "la implantación de una infraestructura no implica necesariamente su uso" y que "los países con mayor dotación pueden no ser los que tienen un mayor número de pasajeros", subraya el estudio de Germà Bel y Daniel Albalate para Fedea.

"En este caso, la posición de España es muy baja, tanto por pasajeros totales como por densidad de uso de la infraestructura, a pesar de su liderazgo en dotación de red y el intenso crecimiento de la misma", indica.

Costes vs rentabilidad

No obstante, España también figura como el país con los costes medios de construcción de su red AVE más bajos, con una media de 18 millones de euros por kilómetro, "aunque sus cifras no acostumbran a incluir inversión en estaciones y en expropiaciones".

Sólo China presenta un importe más económico (de entre 6 y 17 millones de euros por kilómetro), lejos de los 61 millones de euros por kilómetro de Italia y de los 53 millones por kilómetro de Japón.

El estudio indica que al "elevado" coste de los nuevos proyectos "se deben añadir los frecuentes errores en las predicciones de costes, siempre en forma de sobrecostes".

"Así lo muestran las desviaciones recurrentes en otras de este tipo en todo el mundo", indica el informe, que pone como ejemplo la del 22% de la línea Atlanquite de Francia, la del 32% del AVE a Barcelona, la del 34% de la línea nipona de Kyushu, o los "sobrecostes masivos" de hasta el 300% de Italia en las líneas Roma-Nápoles y Milán-Florencia.

El AVE, un modelo equivocado

En tal sentido, los autores del estudio concluyen que la inversión en AVE puede ser beneficiosa en corredores de media distancia entre áreas metropolitanas populosas, sometidas a alta congestión y con una demanda potencial muy elevada".

"Sin embargo, en la práctica se ha tendido a extender las redes mucho más allá de lo que hubiese sido razonable, con resultados económicos y sociales precarios, que están muy lejos de ser compensados por beneficios extraeconómicos de los que no existe evidencia", argumenta.

"En este contexto, el caso español es especialmente extremo, constituyendo un modelo de política equivocada, puesto que ha dado lugar a la red de Alta Velocidad más extensa del mundo en términos relativos (y la segunda en términos absolutos), con los niveles de demanda más bajos de entre todos los países en que se ha implantado", concluye.

Según el informe de Fedea, sólo dos líneas AVE han conseguido lograr una clara rentabilidad financiera, la Tokio-Osaka y la París-Lyon.

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