La división de viajes de Barceló, cada vez más atractiva para posibles inversores

La división de viajes de Barceló ha cerrado 2014 con unas ventas de unos 1.100 millones de euros (del total de 2.000 de todo el grupo) y una red de 653 agencias. La previsión para este 2015 es aumentar las ventas un 10% y entrar en beneficios, tras haber cerrado 2014 habiendo logrado el equilibrio. Unas cifras que marean si las comparamos con las 320 oficinas que tenía Viajes Barceló en 2011, o los poco más de 300 millones de euros que facturó ese año.

El compromiso de Subías con el copropietario del grupo, Simón Pedro Barceló, se está cumpliendo, y con la expansión de la red de Viajes Barceló (acelerada por la absorción de oficinas de Vibo tras la quiebra de Orizonia), la creación de la división mayorista y la adquisición de la actual Evelop (también procedente de Orizonia), la actual división de viajes de Barceló se ha convertido en el segundo grupo del mercado tras Globalia, y ahora afronta una renovación que incluye un cambio de marca de la agencia, desligándola del nombre de la familia propietaria.

Supone una espectacular vuelta de Barceló a la turoperación y a la agencia, después de que hace casi 15 años decidiera renunciar a su división emisora, vendiendo a First Choice su agencia Viajes Barceló y su turoperador Turavia para centrarse en su mayor fuente de rentabilidad, los hoteles. Si bien pocos años después recuperó Viajes Barceló ejerciendo su derecho preferente de compra ante la oferta de Marsans al grupo británico. Una operación de la que Barceló sacó una gran rentabilidad dada la diferencia entre lo que cobró por la venta y pagó tres años después por la recuperación de su agencia. Luego, la llegada de Subías le hizo recuperar la actividad de la turoperación.

Evelop es la aerolínea de la división de viajes de Barceló.

Ahora, una vez cumplido ese objetivo, y en vías de hacer rentable esta división de viajes, se abre un nuevo panorama. El mercado emisor español está saliendo de la crisis después de seis años terribles, que han dejado por el camino a grupos como Marsans y Orizonia. Si bien, en la quiebra de este último habría que buscar su origen, no en los resultados del grupo, sino en el modo en que compró el fondo Carlyle, mediante apalancamiento, y que pese a llegar a ganar dinero, no daba para pagar a los bancos.

De modo que ahora, con el mercado al alza y un grupo dimensionado y en equilibrio, no sería descabellado pensar que pueda atraer el interés de posibles compradores o inversores. Por su parte, la propiedad no ha manifestado ninguna intención de vender, pero esto son negocios, y si alguien ponen en la mesa unos cientos de millones de euros, la lógica empresarial suele imperar.