España, destino internacional de eventos de lujo

Para ello, Blanca López considera que debemos “explorar nuevas opciones de negocio e innovar en nuestra oferta. Llevamos ya varios años centrados en una gestión cortoplacista de las empresas con el fin de sobrevivir, pero es fundamental hacer una reflexión estratégica a largo plazo para poder desarrollar nuevas vías de actividad”.

Nuevas vías de actividad que pasan, en opinión de López, por “saber vender los ingredientes que tenemos: grandes profesionales, innovación, gastronomía, historia, arte, cultura, clima, moda… y además somos competitivos en precio. Tenemos lugares maravillosos y destinos inolvidables y debemos poner todo eso en equipo y con una oferta de calidad para un cliente exigente que busca la excelencia”.

Con este fin también debemos afrontar nuestras debilidades, ya que “es bueno hacer un ejercicio de reflexión y autocrítica. En este sentido creo que podemos aprender a valorar nuestra oferta ofreciendo una mayor transparencia y por supuesto manteniendo el nivel de profesionalidad y de atención al cliente que éste merece y exige”.

En opinión de Blanca López, "debemos mejorar el mensaje de que España tiene la calidad y la oferta para estar presente en este mercado”.

Por otro lado, añade, “tenemos que mejorar nuestra exposición al cliente internacional. Tenemos que salir a vender, ponernos al día en idiomas y manejo de las nuevas tecnologías. España cuenta con grandes profesionales y esto a veces no llega a nuestros clientes potenciales, por lo que debemos mejorar el mensaje de que España tiene la calidad y la oferta para estar presente en este mercado”.

Y es que precisamente “las nuevas tecnologías van a jugar un papel clave. Hemos de ser capaces de adaptar nuestras empresas al mundo digital, un nuevo contexto empresarial que internet ha desarrollado. Temas como incorporar nuestras estrategias de marketing online, entender el uso que se está haciendo de los dispositivos móviles, son relevantes si queremos adaptarnos a las nuevas relaciones que se crean entre clientes, proveedores, intermediarios, prescriptores, etc. La tecnología hoy forma parte sin duda de la experiencia de compra”. No en vano, explica, “ya casi el 50% del mercado del lujo está compuesto por las generación X (36%) y los millennials o generación Y (13%).

Otra clave importante en el lujo, en palabras de Blanca López, “es el concepto de marca. Vemos cómo en otras industrias como por ejemplo la moda, el cliente de lujo hoy busca, entre otras cosas, la experiencia de marca. Sentirse identificado con lo que las marcas y los productos representan es crucial. Hoy además están incluso formando parte del propio diseño de los productos y hay una tendencia hacia la personalización. Internet nos ayuda a posicionarnos en este sentido, debemos aprender de las industrias que ya han conseguido trasladar sus valores de marca al mundo digital”.

Principales clientes

El cliente de lujo hoy, según indica la fundadora de Les Belles Maisons, “lo encontramos principalmente en Asia, pero tenemos las características para ser capaces de atraer a una variedad muy amplia de cliente internacional. Es verdad que por distancia geográfica parece que para un tipo de eventos en concreto los mercados europeos más cercanos son los prioritarios. También hay mercados importantes como Estados Unidos o Australia que están empezando a incrementar esa demanda de eventos de lujo. Nos ocurre también con mercados como el ruso o con un poco más desconocidos como los del sudeste asiático, que pueden llegar a ser nuestros clientes potenciales”.

Les Belles Maisons es una cadena de patrimonio privado formado por una exclusiva colección de casas particulares históricas, palacios y castillos que, bajo una marca y un equipo gestor común, se alquilan para realizar eventos a medida y personalizados. En la actualidad dispone de seis activos inmobiliarios: dos casas en Barcelona, el Castillo de El Papiol y Can Morató, que es una masía fortificada del siglo XI; en Sevilla la Huerta del Coto, un jardín romántico del siglo XIX inglés; el Pazo de la Saleta en Galicia; el Palacio del Arzobispo en Burgos y una casa ibicenca en una zona desconocida de la isla.