Niños no, perros sí en hoteles
Los dueños de mascotas tienen hasta su propio Airbnb, Bibulu
Publicada 30/09/13Análisis/La tendencia de los hoteles adults only no es nueva en el sector, pero en los últimos años algunas compañías aéreas han comenzado a aplicarla, aunque con variantes, para dar respuesta a la demanda existente por parte de cierto segmento de clientela. Esa tendencia convive ahora con la de los establecimientos pet friendly, lo que lleva a Vivi Hinojosa a plantearse la paradoja de alojamientos que prohíben la entrada de niños, pero no la de mascotas.
Reconozco que no me gustan los niños (maleducados, o mejor dicho, sin educar, es decir, la inmensa mayoría) ni los animales. Y que afortunadamente, tanto para ellos como para mí, no tengo ninguno a mi cargo, por lo que analizo este tema sin verme directamente “afectada” en ninguno de los dos casos.
También parto del hecho de que la razón última es pura estrategia de marketing de segmentación de mercado para responder así a una demanda existente, como los hoteles gay friendly, sólo para parejas o las plantas y habitaciones de hotel exclusivas para mujeres, que ya me planteaba si son sexistas en un post anterior. Pues ahora no puedo evitar preguntarme si no estamos perdiendo un poco la perspectiva.
Ya el verano pasado un estudio de Atrápalo confirmó que se disparaba la demanda de hoteles adults only, a pesar de que sus precios son un 36% más caros, como publicó HOSTELTUR noticias de turismo (ver también ‘Adults Only, el producto de moda que ya es tendencia’).
Los últimos establecimientos en sumarse a esta oferta han sido el hotel de Capri con el que Meliá ha ampliado su presencia en Italia, el primero con este tipo de oferta en la isla; y el hotel Occidental Grand Papagayo, que será sólo para adultos a partir del 1 de noviembre, convirtiéndose en el primero de referencia en este segmento en Costa Rica.
Detrás de esta tendencia se encuentran los cambios sociales, demográficos y culturales que modelan la demanda turística, con un claro trasfondo social. Y me alegra comprobar que no soy la única que piensa que lo que "falla es la educación de los niños", como confirma Albert Llorca, Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación, profesor titular de Sociología del Ocio y Psicología del Turismo en la Escuela Universitaria de Turismo de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Y es que, en su opinión (y la mía), el “proteccionismo excesivo” hacia los menores que ha arraigado en los últimos 25 años "genera una especie de disculparlo todo, justificarlo todo", por lo que asegura que el adults only será una demanda que irá a más.
Tanto es así que hasta las aerolíneas se han apuntado a ella, como se recoge en ‘Otra aerolínea crea una zona 'libre de niños' en sus aviones’. Concretamente ha sido la low cost de largo radio Scoot Airlines, filial de Singapur Airlines, quien ha seguido una iniciativa similar puesta en marcha por otras dos compañías asiáticas, Malaysia Airlines y AirAsia, de delimitar filas reservadas sólo para adultos. Sin embargo, Etihad Airways ha optado por introducir un nuevo servicio: niñeras a bordo en sus vuelos de largo radio.
Mascotas
Pero hete aquí que esa, en mi opinión, falta de perspectiva también afecta a los dueños de animales, que los ven como si fueran sus hijos sin los que no pueden viajar. Prueba de ello son las conclusiones de un estudio de holidaycottages.co.uk, un operador especializado en la comercialización de casas rurales y alojamientos similares en Reino Unido, que apunta a que el turismo con mascotas resulta clave para atraer más turistas nacionales, sobre todo padres de familia de entre 35 y 44 años y los mayores de 55.
En España más del 26% de los hogares españoles convive con un perro y/o gato, y el 22% de los hoteles admite animales, según las estadísticas de la Fundación Affinity.
El aeropuerto de Frankfurt ha dado un paso más en este sentido y ha presentado un hotel para perros como nuevo servicio aeroportuario, que sólo acepta huéspedes caninos cuyos dueños deberán abonar 18 euros diarios por su estancia. The Hotel Dog cuenta con 25 perreras de por lo menos 20 metros cuadrados y con calefacción en invierno y 3.500 metros cuadrados de espacio abierto donde los ‘clientes’ pueden "correr, jugar y retozar".
Si hasta tienen su propio Airbnb, llamado Bibulu, que busca “conectar a los dueños con necesidad de dejar su mascota (durante un fin de semana, puente o vacaciones) con amantes de los animales que se ofrecen para cuidarlas (familias con niños, otros dueños de mascotas, etc.)” a cambio de un precio por noche, según explica uno de sus fundadores, Enrico Sargiacomo, en Yorokobu.
De este modo el dueño de la mascota se ahorra dinero porque el servicio es más barato que una residencia de perros, y los cuidadores obtienen ingresos extra cuidando el animal de otra persona.
Sargiacomo y su socio Tomasz Matuszczyk importaron este concepto pet boarding de Estados Unidos a Europa, concretamente a España, Italia, Alemania y Francia, donde no les está yendo nada mal, ya que sus primeros seis meses de actividad se han saldado con más de 4.000 noches reservadas y unos 15.000 miembros en el Viejo Continente.
Como ven, la oferta se adapta a todos los gustos y necesidades pero, insisto, ¿no estaremos perdiendo un poco la perspectiva?
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