La economía colaborativa no quiere operar en el limbo legal
Publicada 09/11/15
Entrevista/ La economía colaborativa ha venido para quedarse y puede convivir con los modelos tradicionales. Así lo explica José Luis Zimmermann, director general de Adigital (Asociación Española de la Economía Digital) y portavoz de Sharing España, agrupación integrada por empresas de todos los sectores que trabajan en este entorno. Esta entidad se constituyó a finales de 2014 con el objetivo de analizar y divulgar el impacto de esta actividad y los modelos de negocio p2p y uno de sus principales propósitos es conseguir una regulación para este modelo empresarial.
¿La llamada economía colaborativa está cambiando el sector turístico?
Sí, y lo va a seguir cambiando, y a otros muchos sectores. La economía colaborativa viene determinada sobre todo por el desarrollo tecnológico y éste trae consigo nuevos modelos de negocio y nuevas formas de proveer servicios.
¿Estos nuevos modelos podrán convivir con los tradicionales?
Desde Sharing España consideramos que son complementarios. No hay datos que reflejen que estas plataformas están capturando cuota del mercado tradicional. El sector turístico español lleva dos años mostrando una salud extraordinaria, y en este tiempo es cuando se ha producido el mayor auge de estas plataformas.
¿Cree entonces que aportan nuevos consumidores al sector?
Claro que sí. No es que se reparta más la tarta, sino que se amplía. Hay un ejemplo claro en Barcelona. Durante la celebración del Mobile World Congress, todas las plazas hoteleras estaban cubiertas y una de estas plataformas reconoció públicamente que había facilitado alojamiento a 18.000 personas, que es posible que no hubieran podido ir a la ciudad si no es por este tipo de alojamiento.
¿Cree necesaria una regulación para estos nuevos modelos?
Sí. Los modelos de la economía colaborativa no persiguen operar en el limbo legal. Todo lo contrario, desde la asociación pedimos una regulación que se base en el interés común, en la eliminación de barreras de entrada y en proteger la libre competencia. Tiene que haber una normativa que permita que diferentes opciones de proveer un servicio convivan y que al final el beneficiado sea el consumidor. Otra cosa es que no tiene ningún sentido que cada Comunidad Autónoma esté legislando como le parece. No tiene sentido que en Baleares prácticamente no se pueda alquilar una casa, que en Madrid exista un límite de cinco días y que en Cataluña la normativa también sea distinta.
Desde el sector turístico critican que esta actividad supone competencia desleal porque no se le exigen los mismos requisitos fiscales...
Las plataformas sí pagan impuestos, otra cosa es que utilicen la legislación internacional, como otras muchas empresas, para tributar en países donde les sea más beneficioso. Y si los particulares que alquilan sus casas no lo hacen, están cometiendo una ilegalidad y se les puede perseguir fiscalmente. Hay que diferenciar entre quien lo hace como negocio, ofreciendo un alojamiento de uso turístico encubierto en esas plataformas, y quien lo hace en un marco de economía colaborativa, con voluntad de poner a disposición de otros un activo. En cualquier caso, deben pagar impuestos.
¿En las mismas condiciones?
Hay que pagar impuestos por toda actividad económica, pero no se le pueden exigir las mismas cargas a un particular que alquila su casa determinados días al mes, que a un hotel que lo hace como negocio principal. No obstante, habrá que demostrar que la persona que está alquilando no paga impuestos. Una de las principales características de la economía colaborativa es que las transacciones se realizan electrónicamente, por lo que existe mayor transparencia en las operaciones.
¿También se les exigirán las mismas responsabilidades que a la oferta reglada?
A un particular que pone su casa a disposición de los turistas no se le puede exigir lo mismo que a un hotel o que a un alojamiento turístico. Se suele argumentar que las plataformas dejan al consumidor indefenso, pero es falso. También hay que preguntarse por qué estas plataformas se utilizan de forma masiva si en muchos casos el precio no es más económico que un servicio tradicional. Y la respuesta es sencilla: la aportación de valor es distinta. Hay un consumidor, sobre todo urbano, que quiere consumir de otra manera y que está preocupado por la sostenibilidad.
¿Cómo afectará al empleo esta actividad?
Vamos hacia unas figuras laborales distintas a las que hemos conocido hasta ahora porque el desarrollo tecnológico y esta nueva sociedad exigen ciertos cambios y posiblemente tendrán que ver con los contratos laborales y las figuras de los autónomos. Es probable que vayamos hacia un tipo de trabajador autónomo capaz de prestar servicios en diferentes actividades, que pone a disposición de otros los activos que tiene, pero no de manera continua.
La economía colaborativa sigue extendiéndose a pesar de las batallas legales. ¿Cree que Uber volverá a estar operativo en España?
No sé si se levantará la suspensión cautelar de Uber, pero que se estén pidiendo suspensiones cautelares de servicios con esta alegría, contra modelos de la economía digital, desde mi punto de vista, como español, estamos dando un mensaje bastante negativo fuera. Al margen de que Uber vuelva a estar operativo o no aquí, lo que sí es seguro es que habrá cambios en la forma de ofrecer los servicios de movilidad. Este fenómeno nos está descubriendo que hay alternativas más eficientes de servicios
Esta entrevista forma parte del tema de portada de la revista HOSTELTUR de noviembre sobre la economía compartida. La versión completa puede descargarse a través de este enlace como documento PDF.
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