La Gran Vía de Madrid está llamada a ser una gran avenida de hoteles y comercios
Aboga por regular el alquiler vacacional para evitar incidencias en seguridad
Publicada 16/11/15Entrevista/Madrid busca potenciar el turismo internacional, que es el que le está permitiendo registrar incrementos de dos dígitos en ocupación, incluso comparándola con la de hace tres años, según apunta Ignasi Prosper, director del H10 Villa de la Reina y miembro de la junta directiva de la AEHM (Asociación Empresarial Hotelera de Madrid). Atractivos no le faltan y la creación del ente de promoción público-privado están contribuyendo a ello, junto con una libra y un dólar fuertes o el trabajo que está haciendo Aena en Barajas. Ahora hay que seguir trabajando en ello para que la promoción de la capital deje de ser su caballo de batalla.
- ¿Cuáles son las causas de la revolución hotelera que se está produciendo en la Gran Vía, entre reformas de establecimientos que ya existían como el H10 Villa de la Reina y las nuevas aperturas, que la están convirtiendo en una gran avenida de hoteles?
La Gran Vía está llamada a ser una gran avenida de hoteles y comercios, y hay que perderle el miedo a eso porque es uno de los puntos fuertes de la ciudad y a donde van a venir los turistas. Primero el Ayuntamiento le ha hecho un lavado de cara importante, tanto a la Gran Vía como a sus alrededores, con lo que conlleva de incremento del confort para el turista, al que luego hay que darle los servicios que necesita, que son comercios, alojamientos y cultura, oferta de la que está muy nutrida la zona.
- ¿Pero qué supone para el incremento de competencia entre los hoteles de la Gran Vía? ¿Es positivo?
Absolutamente. Lo primero es que hay que controlar la calidad del alojamiento. Y ahí hago un llamamiento a las Administraciones para que de una vez por todas regulen los pisos de uso turístico, sobre todo por un problema de seguridad en el alojamiento que puede tener consecuencias incluso para la reputación de la ciudad. Estamos gastando muchos esfuerzos y dinero para poner a Madrid en el mundo; no vayamos a cargárnoslo por una desgracia que pueda ocurrir en una de estas viviendas sin controlar. Creo que es muy necesario regularlos, censarlos y obligarles a cumplir con unas mínimas medidas de seguridad porque el turista ha de estar debidamente protegido, sin entrar ya en un tema tributario, que también.
Si la demanda se incrementa al mismo ritmo que la oferta hotelera en la Gran Vía, este desarrollo de nuevos establecimientos apenas lo vamos a percibir, aunque sí un cambio en la calidad del turista que nos visita, que incidirá no sólo en su gasto en los hoteles sino también en el entorno, lo que beneficia a todos los que viven del turismo. Y estamos hablando de una avenida de 80 números en una ciudad de cinco millones de personas. No creo que el aumento de oferta sea ningún perjuicio, porque hará que suba la demanda. No le tengo ningún miedo a la oferta. Eso sí, calidad y control, porque si no nos podemos encontrar con un problema.
- ¿Cómo debería ser esa regulación?
En mi opinión personal, si la regulación es muy restrictiva el censo siempre será mucho menor que si es más laxa. Con esto no quiero defenderlos, pero los recursos de una empresa hotelera siempre serán mayores que los del propietario de un inmueble, y la normativa también se tiene que adaptar a eso. Pero si al final somos más a pagar también podemos beneficiarnos todos, aunque con lo vacías que están las arcas públicas es muy difícil. También pienso que hay muchos tributos fijos para muchos ingresos variables. Y eso se podría adaptar al estado de la hotelería de cada destino. Si estamos en un momento de bonanza en el que los beneficios son elevados, que los tributos sean más altos que en épocas de flaqueza donde todo el mundo tiene que apretarse el cinturón. Y el más rígido de todos es el ámbito laboral. Hoy en día asumir a un trabajador es un riesgo casi más grande que pedir un crédito al banco. Es una pena porque en países donde no lo es tanto hay muchísima más productividad porque no hay apalancamiento, además de mucha más rotación de personal y no pasa nada. Cambiando de trabajo la gente se forma. Tampoco es tan malo, pienso yo.
- Ya centrándonos en el hotel, ¿cómo se ha llevado a cabo su remodelación y qué inversión han supuesto las obras?
La inversión se ha situado en torno a los 2,5 millones de euros ('H10 invierte 2,5 millones de euros en la renovación del hotel Villa de la Reina', según publicó HOSTELTUR noticias de turismo). Hemos hecho la reforma en dos fases. El hotel siempre estuvo abierto, lo que repercutió en su reputación aunque intentamos en todo momento minimizar sus consecuencias para los clientes. En la primera fase se renovaron el hall y las habitaciones: se fueron cerrando plantas de dos en dos, de arriba a abajo para ir a favor de la gravedad en las obras, desde noviembre a finales de enero, a un ritmo muy rápido porque estamos en el centro de Madrid y el tiempo apremia, gracias a la gran coordinación que hubo entre nuestro departamento de obras y la constructora. Y en la segunda fase, desde finales de enero a mediados de marzo, reformamos los salones y el comedor del restaurante, al que hemos dado otro aire dividiendo el buffet en tres estaciones porque queremos ofrecer un valor añadido con el servicio de desayunos, aplicando el conocimiento que tiene la compañía de los establecimientos vacacionales, donde la gastronomía tiene mucha más importancia dentro de la operativa del hotel. Sólo nos queda pendiente pintar la escalera principal, que la necesitábamos como vía de evacuación por seguridad durante la obra, y amueblar las terrazas, que lo haremos de cara al buen tiempo.
- ¿Habéis estimado cómo va a repercutir la reforma en la ocupación y el ADR (tarifa media diaria)?
En ocupación ya estamos en torno al 91% de media anual, lo que significa que muchos días estamos completos, pero es que estamos en una gran ubicación dentro de una gran ciudad. Es un acierto que tuvo la compañía en su día. Asimismo es un producto muy bien distribuido, y esto no es un mérito tanto mío como de la cadena. En lo que sí estamos trabajando fuerte es en el incremento del precio medio, donde queremos llegar a subidas del 20%, a lo que además de la reforma contribuyen los nuevos servicios de mayor confortabilidad que hemos incorporado en las habitaciones, como la Nespresso, aguas, albornoces, zapatillas, etc., al convertirlo en hotel boutique. De este modo pretendemos ofrecer a nuestros huéspedes algo más que un establecimiento de 4 estrellas, independientemente del tipo de cliente que se aloja en nuestras habitaciones, lo que nos está reportando una gran reputación en redes sociales. Además, en sólo dos o tres meses hemos percibido un cambio en el segmento de demanda que atrae el hotel, con un cliente que está dispuesto a gastar más en servicios como el minibar, la lavandería o en la cafetería, aunque aquí también se ha incrementado gracias al público local.
- ¿Esa nueva línea de producto de hotel boutique responde entonces a una estrategia de diferenciación de la competencia?
Efectivamente. Dado el éxito de los hoteles boutique que tenemos en Barcelona, Sevilla y Lisboa, además de en Mallorca, Lanzarote y Tenerife, hemos optado por implantar este tipo de producto también en Madrid y en este establecimiento, ante el “cuatroestrellismo” que está adquiriendo la Gran Vía. Éste es un edificio de principios del siglo XX con un tipo de construcción muy propia del momento, en el que muchas de las paredes son de carga, por lo que su estructura es poco ágil para hacer habitaciones, de manera que algunas son más uniformes y otras menos, por lo que para dar otro punto de confortabilidad a ésas con una menor extensión o una distribución más difícil, ofrecemos al cliente esos valores añadidos.
- ¿Con la reforma habéis abierto también el hotel al público local?
A la Gran Vía sobre todo, porque antes el hotel huía de ella por miedo a los hurtos. El centro de Madrid ha ganado mucho en seguridad, como lo prueba la menor frecuencia de robos al descuido. Eso nos ha permitido abrir el hotel a la Gran Vía y que tenga mucha aceptación, gracias también al propio estilismo del hall que hemos conseguido con Lázaro Rosa-Violán, que lo ha cambiado drásticamente. Y es que ha hecho un trabajo excepcional en este espacio de un edificio que fue construido en 1919 para albergar el Banco Matritense; de ahí los elementos nobles que lo visten, como las columnas de granito o el mármol del suelo. Hemos conseguido un hall cálido donde la gente viene a disfrutar de su tiempo libre y eso le da mucha vida. Y eso que estamos arrancando. Pero queremos ir un paso más allá y dinamizarlo. Tenemos una superficie en una zona privilegiada de Madrid, en mitad de la Gran Vía prácticamente, y nos parecía ridículo no aprovechar esa inercia. Estamos elaborando varios productos que ya iremos presentando porque por ejemplo tenemos una idea en torno al vermú para hacer algo diferente, pero siempre dando protagonismo absoluto al hall porque creo que se le puede sacar mucho potencial.
- Y en cuanto al cambio que se ha producido en el perfil del cliente, ¿es ahora entonces mayoritariamente de procedencia internacional?
El cambio también se ha producido porque ha cambiado en Madrid. No nos comportamos de manera diferente al destino. Es decir, antes sí teníamos más cliente nacional, y de hecho seguimos teniendo muy buen volumen, entre otras cosas porque ya se está recuperando también el país, pero el incremento que está registrando la ciudad, sobre todo de americanos y asiáticos, lo estamos notando muchísimo. El cliente, además de ser más experimentado y muy exigente, también es mucho más agradecido y más agradable de trato, y ha mejorado en el gasto en que incurre durante su estancia, probablemente inducido por el cambio de precios que nos ha permitido la reforma. Ha sido un gran esfuerzo por parte de la compañía y esperamos recoger los frutos. H10 Hotels es una cadena muy patrimonialista, tiene en propiedad gran parte de sus hoteles, e invierte mucho en cuidar su producto. Y eso es un valor para la compañía, junto con el tiempo que dedicamos a la formación del personal, que también es excepcional. Por tanto ha sido una confluencia de factores: la recuperación del turismo en el destino nos ha ayudado a ser más valientes con la franja alta, porque al final todos tenemos el pánico a la ocupación. La habitación es un bien perecedero y siempre jugamos con esta presión. A ello se suma la mejora del hotel, con una buena comunicación desde H10 que nos ha ayudado a posicionar un cambio, cambio que también se ha trasladado al tipo de clientela. Vamos a ver si con el paso del tiempo se consolida, pero estamos muy satisfechos.
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