Molas pide que el turismo sea política de Estado y un secretario general que la gestione
En nueve años el empleo del sector ha crecido un 15%, mientras en el país ha caído un 8%
Publicada 04/12/15Joan Molas, reelegido presidente de CEHAT para su tercer mandato, según publicó HOSTELTUR noticias de turismo, ha abogado en su discurso de investidura por que “el turismo sea política de Estado para no sólo armonizar la legislación vigente, sino la futura política turística para que haya una mayor coordinación entre el Estado y las comunidades autónomas y evitar así las actuales disfuncionalidades”. Molas también se ha propuesto “convencer al nuevo Gobierno de que el sector necesita un secretario general que coordine los distintos departamentos ministeriales relacionados, que dependa directamente del presidente y participe en el Consejo de Ministros”.
De este modo la industria turística también contaría con una mayor presencia sectorial en la Unión Europea para poder defender sus intereses ya que, como ha señalado el presidente de la patronal hotelera, “es el único sector de relevancia que no tiene representación directa en la UE”.
Con esta propuesta de base el presidente de CEHAT (Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos) ha desgranado las prioridades del sector de cara a la nueva legislatura:
- Establecer la capacidad de carga de destinos y ciudades, “sin transmitir rechazo ni debates ideológicos sobre moratorias, tanto de proyectos hoteleros como de llegadas en determinadas épocas; sin la ligereza y poco sentido común con los que algunos nuevos gobiernos han tratado estos temas en sus primeros meses de andadura”.
- Política de visados.
- Tasas aéreas y medioambientales.
- Bajar el IVA turístico “a tipos más competitivos”.
- Reconversión y renovación integral de destinos maduros, algo que “no sólo depende de los hoteles, sino que supone un cambio de concepto del destino en sí mismo, su transformación para fidelizar a su clientela y captar nuevos mercados. Necesitamos un plan turístico a 10 o 15 años que incluya alternativas para desestacionalizar”.
- Aplicación de incentivos fiscales y laborales a las empresas para potenciar la desestacionalización.
- Fomentar la intermodalidad en el transporte, especialmente entre el aéreo y el AVE en grandes aeropuertos como los de Madrid y Barcelona, lo que supondría "inversiones mucho más reducidas que las ya realizadas en infraestructuras y una mayor rentabilidad para las líneas de alta velocidad".
- Una “adecuada formación profesional continua, gestionada a través de asociaciones profesionales para asegurar la calidad del turismo”.
Empleo turístico
Molas busca, en suma, “convencer al nuevo Gobierno de la necesidad de una política de Estado, porque la política turística es tan importante como otras ya que no sólo no ha destruido empleo, sino que lo ha creado en los peores años de la crisis”. Así, entre julio de 2006 y julio de 2015 el número de trabajadores en el sector ha crecido un 15%, pasando de 1,9 a 2,2 millones de personas, mientras a nivel nacional el empleo caía un 8%.
Molas se defiende de la “demonización de algunos que nos acusan de temporalidad en el empleo, pero es que está ligada a la temporalidad turística por la propia climatología, entre otros factores”. No obstante subraya el esfuerzo realizado en la diversificación de la oferta para lograr una mayor desestacionalización. Prueba de ello es que si en el año 2000 el sol y playa atraía al 90% de nuestros visitantes, este porcentaje 15 años después se ha reducido al 72%: “hay un 28% de turismo que llega que se decanta por otros tipos de turismo”.
La secretaria de Estado de Turismo, Isabel Borrego, también ha destacado “la fortaleza y firmeza del sector en los peores momentos de la crisis, que ha sido capaz de salir más reforzado y fortalecido de un diabólico ciclo económico sin igual. Un sector clave para la economía española para el que se ha seguido una política transversal”, reconociendo que “muchas veces me he sentido como el Pepito Grillo de otros departamentos”.
Lo importante, para Borrego, es que “sabemos dónde estamos y dónde queremos estar, a corto, medio y largo plazo: un modelo de negocio no asentado en la competitividad vía costes, sino en la satisfacción del cliente y en la calidad del servicio, aunque aún quedan compromisos por cumplir como la racionalización de las infraestructuras turísticas, la renovación de los destinos y el arbitraje de la economía colaborativa, entre otros aspectos”.
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