Turismo rural: Aquí sí hay playa
¿Por qué esa insistencia en el "turismo de interior"?
Publicada 02/06/11- Si hablamos en términos turísticos, me plantearía mucho la denominación de “turismo de interior” identificándolo con el rural
- Tengo mis dudas de la percepción del término "turismo de interior" por parte de la demanda turística
¿Es incompatible la playa con el turismo rural? ¿Por qué se equiparan las denominaciones "turismo rural" y "turismo de interior" como si fuesen lo mismo? ¿Busca playa el aficionado al turismo rural? Arturo Crosby habla de todo ello en este post, que pretende clarificar conceptos. Aquí sí hay playa: ¿en el turismo rural?
Hace unos días me llego una nota sobre turismo rural en las playas españolas, señalando que los clientes que lo habían adquirido tuvieron una gran satisfacción, ya que podían combinar el disfrute de la playa, para una parte de la familia que iba en su búsqueda y lo rural, para la otra parte. De hecho, muchas de los alojamientos turísticos rurales, que se ofertan con playa, ofrecen por lo general, ambos entornos: uno más verde, enfocado a lo que podríamos denominar su “hinterland” natural y cercano y otro, que se refiere a la playa y el entorno del litoral, ya que la demanda de estos lugares y ofertas, no son los clientes prototipos del “sol y playa”, sino mas bien, los segmentos demanda del turismo rural, que tienen una motivación “verde” o de ”naturaleza”, pero que no son consumidores de esfuerzo (ni mental, ni físico) sino más bien de grandes sensaciones y percepciones, que puedan contar y compartir, a posteriori.
Se puede apreciar también, en muchas webs y portales, como se ofertan casas y hoteles rurales, con playas, pero a cierta distancia de dicho recurso, tanto como 10 o hasta 30 km.
Ya se ha hablado mucho de definiciones y conceptos del turismo rural, que básicamente se resume o se agota, con la definición del “medio o espacio rural” o la “ruralidad” como motivación principal del viaje.
En líneas generales, podemos afirmar que existe un arquetipo, con sus expectativas pre-concebidas asociadas, sobre el paisaje esperado del turismo rural, que no coincide con la playa, per se. Ahora bien, basta con conocer por ejemplo el norte de España (Cantabria, Asturias, Galicia, País Vasco) o incluso ciertas playas de Andalucía, donde lo que podríamos observar como ruralidad, se funde de una forma natural, con el paisaje litoral y esto se observa mucho mejor, en aquellas zonas de playa donde apenas hay un desarrollo turístico o inmobiliario.
Esto mismo, puede verse en muchos países latinoamericanos (Colombia, Nicaragua, Ecuador, Perú…), donde existen todavía bastantes playas, con núcleos rurales, que desarrollan solo un turismo de playa en base a los “low cost”, “Spring breakers”, etc…perdiendo muy buenas oportunidades de encontrar un interesante nicho de mercado. Claro que ya, algunos pequeños inversores europeos y americanos, se han dado cuenta y han puesto su primer pie, en el terreno.
Si profundizamos mas en las vistas, es fácil observar vacas, caballos, cabras,….pastando a pocos metros de algunas playas y acantilados o incluso, penetrando en la misma línea de las playas.(y no para darse un chapuzón)
Si bien tanto ecológicamente como paisajísticamente, existe una línea muy definida de transición entre un entorno y otro; los usos del suelo, han transformado ese transecto.
Desde luego no les hablo, en este artículo, de un turismo rural, en sitios, como Benidorm, Sitges, Gandía, Cancún,…donde si podrían desarrollarse productos de ecoturismo…sino de espacios con poca intensidad de desarrollo urbanístico.
También, es cierto y basta con entrar en la Red o viajar un poco, para observar que existen suficientes iniciativas turísticas que sirven de ejemplo, para demostrar, lo que les afirmo en este articulo.
Si hablamos en términos turísticos, me plantearía mucho la denominación de “turismo de interior” identificándolo con el rural, porque además, tengo mis dudas de la percepción de ese término, por parte de la demanda turística.
Creo, que las playas y el turismo rural, no solo son compatibles, sino que ambos, se auto generan un valor añadido, muy relevante, para acceder a un muy importante nicho de mercado, que suele ser además un turismo cautivo y con gran fidelidad.
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