¿Qué le pasó al avión de Swiftair en Mali? (vídeo)
Publicada 26/07/16
- El Sepla ha analizado el informe definitivo del accidente del avión de Swiftair en Mali, en el que murieron 116 personas y del cual se cumplían este domingo dos años
- La falta de formación y entrenamiento de los pilotos se revela cada vez más como causa de accidentes aéreos, según el sindicato
- "Nuestra formación responde sólo a principios de mercado", denuncia el presidente de la organización, Javier Gómez Barrero
La falta de formación y entrenamiento se revela cada vez más como causa de accidentes aéreos, según ha apuntado el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (Sepla) al analizar el informe definitivo del accidente del avión de Swiftair en Mali, en el que murieron 116 personas (ver: Desaparece un avión de Swiftair operado para Air Algerie) y del cual se cumplían este domingo dos años. El siniestro se produjo como consecuencia de la formación de cristales de hielo en las sondas de los motores del avión que provocaron pérdida de potencia y velocidad automáticamente, una eventualidad para la que, al parecer, los pilotos no tenía la preparación ni habían recibido la formación necesaria para enfrentarla, a pesar de su amplia experiencia. "Nuestra formación responde sólo a principios de mercado", denuncia el presidente de la organización.
Así lo han aseverado el jefe y el jefe adjunto del Departamento Técnico de Sepla, Ariel Shocrón y Agustín Guzmán, respectivamente; acompañados por el presidente del sindicato, Javier Gómez Barrero, quienes explicaron las conclusiones del informe definitivo sobre el siniestro del vuelo AH5017 operado para Air Algérie, presentado por la Oficina de Investigaciones y Análisis para la Seguridad de la Aviación Civil (BEA, por sus siglas en francés).
Según los pilotos, “la falta de entrenamiento en recuperaciones de pérdida de sustentación a gran altura fue un factor decisivo en el accidente de Swiftair, pese a que los dos pilotos acumulaban una amplísima experiencia en su currículum”.
La investigación de este accidente aéreo desveló que “la formación de cristales de hielo en las sondas exteriores del avión provocó que el sistema gases automáticos ordenase reducir potencia a los motores, lo que llevó a una consecuente reducción de la velocidad del avión. Para mantener la altitud y debido a dicha pérdida de velocidad, el piloto automático del avión subió el morro del aparato, lo que provocó un excesivo ángulo de ataque que hizo perder la sustentación al avión, entrando en lo que se conoce como pérdida de sustentación aerodinámica".
Agregan que "la tripulación, que no había recibido entrenamiento sobre aproximación y recuperación de las entradas en pérdida a gran altitud desde que habían comenzado su carrera profesional, no supo identificar el problema ni ponerle solución. El avión se estrelló contra el suelo a gran velocidad, causando la muerte de todos sus ocupantes".
Trágicos precedentes
El Sepla destaca que no es la primera vez que ocurre un siniestro de características similares. En los últimos años, ha habido al menos tres precedentes de accidentes mortales en los que se han unido dos factores fatales: la congelación u obstrucción de las sondas del avión que envían la información del vuelo a la tripulación y la consecuente incapacidad de ésta para poder interpretar lo que está ocurriendo.
En tal sentido, citan los siguientes casos: el 16 de agosto de 2005, un avión MD82 de la compañía colombiana West Caribbean Airways se estrelló en Venezuela tras entrar en pérdida gran altitud mientras sobrevolaba una zona de tormentas. "A pesar de que la autoridad venezolana no fue capaz de identificar los cristales de hielo en las sondas como causa de dicha pérdida, sí recomendó reforzar los entrenamientos de los pilotos con práctica de recuperación de entrada en pérdida a gran altitud. Dicha recomendación no fue implementada por ninguna autoridad aeronáutica", apunta el Sepla.
Tres años antes, el 4 de junio de 2002, la estadounidense Spirit había tenido un incidente similar con otro MD80, por lo que la autoridad recomendó incrementar la formación sobre el posible engelamiento de las sondas del avión, para que las tripulaciones aumentaran su nivel de alerta a tal efecto.
"Pero el caso más sonado fue en 2009, cuando un avión de Air France con destino a París se estrelló en medio del Atlántico tras despegar de Río de Janeiro. La investigación posterior demostró que las sondas pitots se habían obstruido por engelamiento, provocando que los sistemas del avión emitiesen información errónea a los pilotos, por lo que la respuesta de éstos no se ajustó a lo que la realidad del vuelo demandaba", señalan.
Recuerdan que fruto de este último caso, y tras el trabajo conjunto de la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Líneas Aéreas (IFALPA) y operadores y fabricantes de aeronaves, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) estableció el requisito de instruir a los nuevos pilotos con entrenamiento suplementario para poder recuperar el control de las aeronaves en situaciones poco normales, el cual no estaba en vigor cuando se produjo el accidente de Swiftair.
Tripulación con experiencia
EL Sepla destaca el hecho de que ern todos los casos, la tripulación de los vuelos acumulaba miles de horas de experiencia como pilotos. "¿Cómo es posible que no pudieran saber qué es lo que estaba pasando y cómo responder ante esos hechos? La respuesta es sencilla: su entrenamiento no había sido lo suficientemente completo", apuntan.
"Es evidente que, con un entrenamiento adecuado y continuado en el tiempo, la tripulación podría haber contado con herramientas y conocimiento suficientes para identificar los problemas en el avión, sin depender en exclusiva de los datos enviados por las sondas externas". Por este motivo, el Sepla hace un llamamiento a la industria (autoridades, operadoras y asociaciones profesionales) para retomar en serio la forma de abordar la formación y entrenamiento de los pilotos.
“Nos hemos convertido en gestores de sistemas, en detrimento de la formación como aviador, más cercana a los principios básicos de la aviación”, denuncia el presidente de Sepla, Javier Gómez Barrero. “Somos los encargados y los responsables de la seguridad de nuestros pasajeros y, aun así, nuestra formación responde sólo a principios de mercado. Nosotros creemos que es un valor fundamental que sepamos qué es lo que hacemos a los mandos de un avión", ha puntualizado Barrero.
Ejemplo práctico en un simulador
Posteriormente, los dos peritos expertos en investigación de accidentes aéreos pasaron a demostrar los efectos que la pérdida de sustentación puede tener en un vuelo comercial, empleando dos simuladores de un Airbus 320 y un Boeing 737, que la empresa Simloc Research puso a su disposición.
Ver vídeo adjunto.
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesiónEsta noticia no tiene comentarios.