Cruceros: el aristócrata venido a menos

De un modo tan gráfico lo decía en el Cruises Summit Rosa Paramio, directora general de Tourmundial, turoperador exclusivo de Viajes El Corte Inglés, que es la agencia que más cruceros vende del mercado español: “hemos pasado de un producto con glamour al puro precio”.

La queja no es sólo de las agencias de viajes, que consideran que el crucero ha dejado de ser rentable, sino –y sobre todo- de las navieras, que ven como han tenido que reducir precios, año a año, ante una peligrosa espiral de pérdida de rentabilidad, que sólo ellas pueden parar.

Y esa suicida espiral tiene su origen en el desequilibrio que se ha producido en el mercado que, por un lado ha visto como aumentaba la oferta por parte de las compañías de cruceros en su afán por competir, mientras que enfrente se producía lo peor para esas estrategias, una caída de la demanda.

Esto ha hecho que en unos años el crucero haya pasado de ser el aristócrata de los escaparates de las agencias de viajes, a tener que hacerse un hueco a codazos entre las low cost entre las ofertas del ‘top manta’.

En búsqueda del equilibrio

Así las cosas, el sector de los cruceros parece que ha entrado en un periodo de reflexión con el objetivo de conseguir el equilibrio entre oferta y demanda. Y puesto que, hoy por hoy, la demanda no levanta cabeza, los objetivos son reducir la oferta, retirando barcos a otros mercados más boyantes. El siguiente paso es, si se consigue el equilibrio, aumentar los precios y la rentabilidad de un producto venido a menos.

Mención aparte, en el caso de la rentabilidad de este producto para las agencias, es la proliferación de tasas y suplementos no comisionables que se suman a las bajas comisiones porcentuales sobre las bajas tarifas imperantes.