Los congresos médicos temen quedarse sin financiación a partir de 2018

El cierre del grifo económico tiene incluso fecha fijada: a partir del 1 de enero de 2018, las compañías adheridas a Eucomed (una alianza de empresas relacionadas con la tecnología médica) no proporcionarán soporte económico directo a los profesionales de la salud para costes relacionados con la asistencia a congresos médicos.

No obstante, “los ponentes y las personas con un papel específico en el programa sí serían elegibles para soporte económico”, según recoge el código de conducta de dicha asociación internacional.

“Y lo que puede ocurrir es que, siguiendo los pasos de Eucomed, la asociación española Farmaindustria haga lo mismo”, explica Rafael Prieto, presidente de la asociación española de Andrología.

Las asociaciones médicas que participan en las jornadas organizadas en Lleida por las empresas organizadoras de congresos (OPC España) no esconden su inquietud ante este nuevo escenario.

“Puede ocurrir que los médicos simplemente dejen de ir a los congresos, lo que tendría graves repercusiones, al disminuir la presencia española en jornadas médicas internacionales”, apunta Jorge Matías, gerente de la Sociedad Española de Neurología.

Mala imagen de las farmacéuticas

El problema de fondo es que las compañías farmacéuticas y de tecnología médica tienen mala imagen entre la sociedad española: están casi a la par con la industria armamentística según mostró una encuesta.

Y en este contexto, las empresas farmacéuticas optan por drásticos códigos éticos de auto-regulación (antes de que el Gobierno impulse una normativa aún más estricta) dirigidos por ejemplo a reducir los gastos en congresos médicos.

Una imagen del congreso de OPC España, que comenzó este jueves por la tarde en Lleida

Pero según advierten los profesionales de la salud, la asistencia a un congreso y poder debatir sobre procedimientos médicos con colegas, cara a cara, es algo que forma parte de su formación y puede llegar a costarles mucho dinero, sobre todo si tienen que dejar de pasar consulta varios días y se trata de jornadas en el extranjero.

"Un urólogo en España puede cobrar 60.000 euros, mientras que en Estados Unidos llegan a los 300.000 euros, y además allí se lo pueden desgravar todo", apunta Rafael Prieto.