Turismo rural: la oferta alegal, sin calidad ni servicios, está haciendo mucho daño
El sector confía en una vuelta paulatina a datos positivos de ocupación
Publicada 07/12/12El turismo rural cierra un 2012 “más bien flojo”, según reconoce el presidente de ASETUR (Asociación Española de Turismo Rural), Jesús Marco, que fija en un 4% el descenso de la ocupación con respecto al año anterior, como consecuencia de “la disminución en el número de pernoctaciones”. No en vano, el turismo rural es un producto a revisar, según constata HOSTELTUR noticias de turismo en su número de diciembre.
- ¿Qué perspectivas manejan para 2013?
La promoción en ferias se ha visto reforzada con eventos organizados con los Gobiernos autonómicos, Patronatos de Turismo y comarcas, a los que se han sumado acciones propias de ASETUR. También se ha efectuado un gran esfuerzo en formación, haciendo especial hincapié en redes sociales. Así, se ha reforzado la web ecoturismorural.com y se ha puesto en funcionamiento la central de reservas de la asociación. Con estos esfuerzos no dudamos de que los resultados se optimizarán y en 2013 se inicie una vuelta paulatina a datos positivos de ocupación.
- ¿Cómo afronta el sector el difícil panorama que se le presenta ante la caída del emisor español?
Tratamos de afrontarla con ofertas, paquetes, promoción y facilitando el turismo de proximidad. Esas salidas, además de generar riqueza para el turismo rural, también lo hacen en el entorno, porque los turistas pasan por restaurantes, bares, estancos, farmacias, tiendas de recuerdos y productos autóctonos. No en vano más del 200% del impacto en turismo rural se reparte en su área de influencia.
- Y en cuanto a la disparidad normativa, ¿en qué punto se encuentra el proyecto de homogeneización de la clasificación?
Precisamente otro problema muy importante para el sector son las diferentes normativas de cada Autonomía, todas con diferentes nomenclaturas y categorías. El sector, a través de ASETUR, y ante la imposibilidad de poner de acuerdo a las Comunidades, creó un sistema de clasificación que está funcionando desde 2008, paralelo al de otros países europeos como Francia, con cinco niveles y una simbología rural, la espiga. Esta clasificación es totalmente compatible con las propias de cada Autonomía. ASETUR se ha entrevistado con la Secretaría de Estado y con el Congreso de los Diputados, con la esperanza de que la clasificación y el símbolo que nos identifica sean la base de nuestra promoción internacional; iniciativa que cuenta con el apoyo de los usuarios y prácticamente todo el sector, según una encuesta realizada a nivel nacional en este sentido.
- ¿Cómo afecta al sector el aumento de la oferta alegal?
La oferta alegal está haciendo mucho daño, más que económicamente en su credibilidad. Los esfuerzos realizados para optimizar la calidad, la comercialización y la atención a nuestros clientes, se ven empañados con una entrada en el mercado de segundas residencias sin calidad, servicios, seguros ni carácter turístico, y con unos propietarios que no saben atender a los turistas pero que comercializan sus casas bajo el paraguas del turismo rural. Esta situación hace daño a todo el sector, que con tanto esfuerzo lleva adelante sus planes de excelencia turística y su imagen de marca.
- ¿Por qué el sector en España está viviendo tantas dificultades mientras en otros países de nuestro entorno disfruta de una relativa calma o incluso está en auge?
En España las dificultades del sector se ven acentuadas por la situación económica en que estamos inmersos. El turismo rural es un sector emergente con una vida de poco más de 25 años. En los últimos tiempos se ha registrado un incremento de plazas bastante importante, a través de proyectos que se estaban ejecutando cuando se inicia la crisis y que cuando terminan salen al mercado. Este aumento de plazas no se produce de manera paralela a un alza de la demanda por la situación económica que atravesamos, lo que hace que los resultados de ocupación sean pobres y los propietarios a veces se desanimen. En países limítrofes como Francia el número de plazas por habitante es casi el doble que en España, pero van unidas a una cultura del turismo rural con muchos más años que en nuestro país, lo que favorece los buenos resultados.
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