Carlyle se va de rositas tras quebrar a Orizonia
Paga 16 veces menos de lo que pedía la Fiscalía
Publicada 24/05/17- Carlyle confiaba en pagar los créditos con los beneficios de Orizonia y vender posteriormente el grupo, pura especulación. Pero no contaba con la llegada de la crisis
- Carlyle aportó menos del 19% del coste de adquisición, el resto lo prestaron entidades financieras. Y el pago de esos créditos suponía el doble de lo que ganaba Orizona
- Ya han pasado cuatro años desde que se desmoronara el que fue segundo grupo turístico español, que estuvo activo con el nombre de Orizonia siete años
Carlyle, el fondo de capital riesgo norteamericano con sede, entre otros lugares, en el paraíso fiscal de Luxemburgo, ha logrado dar carpetazo a una de sus mayores pesadillas de los últimos tiempos. Por el módico precio de 10 millones de euros (16 veces menos de lo que pedía la Fiscalía) se libra del juicio por la quiebra de Orizonia, del que la Fiscalía lo consideraba culpable, según se explica en este reportaje de la Revista Hosteltur.
Los 10 millones de euros que se ha comprometido a pagar Carlyle por la quiebra de Orizonia es apenas una propina comparado por los 160 millones que le pedía la Fiscalía, y mucho menos aún de los 2.000 millones dejados en deudas a proveedores y a varios miles de trabajadores.
Apalancamiento, clave de la quiebra
Cuatro años después de la desaparición del que fuera segundo grupo turístico español, merece la pena recordar los motivos de la quiebra. El problema es que el fondo lo compró a Iberostar mediante deuda, el famoso apalancamiento. Aportó sólo 157 millones de euros del total de 847 millones, y el resto quiso pagarlo con créditos con la intención de ir pagándolos con lo que ganara Orizonia.
Y es que el grupo ganó dinero desde que nació en 2006 hasta un año antes de su quiebra en 2013. De estos siete ejercicios, en seis obtuvo beneficios (74,7 millones de euros, 65,3, 38,2, 36,4, 28,8, y 31,6), y sólo en 2012 registró pérdidas (71,6 millones). En total, el saldo acumulado de beneficios fue de más de 234 millones de euros, lo que supone una cifra aceptable que garantizaría la actividad del grupo sino fuera por el modo en que se compró por parte de Carlyle.
Pero aunque Orizonia lograba ganar dinero, el pago de esos créditos suponía el doble de lo los beneficios del grupo. Es decir, Carlyle confiaba en pagar los créditos con los beneficios de Orizonia y vender posteriormente el grupo en lo que hubiera sido un negocio redondo de escasa inversión y altísimo rendimiento, la pura especulación de los fondos. Pero no contaba con la llegada de la crisis.
Todos los detalles, en el reportaje de la Revista Hosteltur.
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