Thomas Cook empieza a llevar a juicio las reclamaciones fraudulentas y gana
La demanda, interpuesta en 2016, se refería a una estancia en Gran Canaria de 2013
Publicada 13/07/17- Esta sentencia, como subrayan desde Thomas Cook, "envía un claro mensaje de que no pagaremos reclamaciones que creamos puedan ser deshonestas y tomaremos acciones legales si fuera necesario"
- Para el turoperador “no es agradable ir a juicio para cuestionar la credibilidad de nuestros clientes, pero el significativo incremento de reclamaciones por enfermedad presentadas sin pruebas amenaza las vacaciones de los británicos"
- La pareja, que reclamaba una indemnización de 11.290 euros, no presentó ninguna prueba y todos los indicios desmontaban sus argumentos
Thomas Cook ha ganado el caso que, asegura, es sólo el primero de los que piensa interponer cuando las reclamaciones por intoxicación alimentaria en destino despierten sus sospechas, como ha ocurrido en esta ocasión con la demanda de una pareja británica que en 2016 puso una reclamación por la gastroenteritis que aseguraban haber sufrido tres años antes en el hotel Parque Cristóbal, en Gran Canaria, sin haber comentado nada al respecto durante su estancia ni mostrar ninguna prueba. La Justicia le ha dado la razón al turoperador y la pareja tendrá que pagar las costas del juicio en 28 días: 3.744 libras (4.225 euros). ABTA ya advirtió a los británicos de que las reclamaciones falsas son delito, según publicó HOSTELTUR noticias de turismo.
El Tribunal del Condado de Liverpool dictó sentencia el pasado lunes 10 de julio, concluyendo que los demandantes habían sido deshonestos y que en realidad no habían sufrido ninguna enfermedad en el periodo de tiempo al que se referían en su demanda. Por ello les obliga a pagar las costas del juicio, ya que la ley les obliga a asumirlas sólo en el caso de que se demuestre que la reclamación es fraudulenta, como así ha ocurrido.
Desde Thomas Cook subrayan la relevancia de este caso, que “envía un claro mensaje a futuros demandantes de que no pagaremos reclamaciones que creamos puedan ser deshonestas y tomaremos acciones legales si fuera necesario”. Sigue la misma línea adoptada por Theresa May, que esta misma semana ha tomado cartas en el asunto de las reclamaciones falsas.
Asimismo confían en que esta sentencia refleje una creciente conciencia judicial acerca de la preocupación de la industria sobre este tipo de fraude al alza, y demuestra que los tribunales sancionarán las reclamaciones fraudulentas sin aceptar sólo la declaración del demandante como prueba.
En este sentido el director general de Thomas Cook en el Reino Unido, Chris Mottershead, ha reconocido que “no es agradable para nosotros ir a juicio para cuestionar la credibilidad de nuestros clientes, pero el significativo incremento de reclamaciones por enfermedad presentadas sin pruebas que está recibiendo la industria turística amenaza las vacaciones de todos los clientes británicos”.
Este caso, según explica Mottershead, “sigue un patrón común cada vez más habitual para este tipo de acciones, con una reclamación por enfermedad años después de haberla sufrido, sin pruebas médicas ni de ningún tipo que demuestren que efectivamente así ocurrió. En casos como éste no aceptaremos nuestra responsabilidad y adoptaremos las acciones legales necesarias para proteger a todos nuestros clientes”.
Una historia rocambolesca
Lo cierto es que la historia esgrimida por esta pareja para reclamar una indemnización de nada más y nada menos que 10.000 libras (11.290 euros) por daños y perjuicios no tiene desperdicio. Julie Lavelle y su pareja Michael McIntyre disfrutaron, junto con sus hijos de tres años y de 14 meses, de 14 días de estancia en el citado hotel en Playa del Inglés en régimen de todo incluido del 29 de julio al 12 de agosto de 2013.
Casi tres años después, sin ninguna notificación previa, el bufete de abogados Bridger & Co of Landovery Carmarthernshire envió una reclamación asegurando que toda la familia había sufrido gastroenteritis desde el tercer día de sus vacaciones y hasta su regreso al Reino Unido debido a una “inadecuada higiene alimentaria”, y el 21 de julio de 2016 interpuso la demanda ante el Tribunal del Condado.
Sin embargo Michael McIntyre no mencionó nada en el cuestionario de satisfacción que rellenó en el vuelo de regreso, dejando en blanco el apartado de enfermedades, pero sí señaló en la mayoría de las preguntas que los servicios recibidos habían sido buenos o excelentes. En su demanda McIntyre aseguró que había completado el cuestionario después de beberse seis cervezas, por lo que marcó las respuestas de manera aleatoria o positivamente para tener más opciones de ganar el premio que incentivaba responder el formulario.
Por su parte Julie Lavelle, aunque aseguró que sus hijos tuvieron diarrea y vómitos durante cuatro o cinco días, no solicitó ningún tratamiento médico limitándose a automedicarles, ni se lo comunicó al personal del hotel, los representantes del turoperador ni a nadie. Ella y su familia no tuvieron ningún problema en el vuelo de cuatro horas que les llevó a casa, y eso a pesar de que según su versión persistían los síntomas, y tanto ella como su pareja volvieron al trabajo al día siguiente de regresar y sus hijos a la guardería. A los pocos días ella y su hija fueron al médico por otras razones y en ningún momento mencionó los supuestos problemas de salud sufridos.
Por todo ello el Tribunal ha encontrado sus argumentos totalmente inverosímiles y ha resuelto que no sufrieron ninguna enfermedad, por lo que les obliga a ambos, que no a sus hijos, a asumir las costas judiciales.
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