Turismo slow, la alternativa a las vacaciones masificadas
Publicada 23/08/17
- Como reacción a los modos de vida acelerados y a los destinos turísticos masificados, en Italia se puso en marcha la tendencia conocida como turismo slow
- El Gobierno italiano regala 103 edificios históricos en desuso o con escasa actividad con la condición de que se conviertan en espacios para esta modalidad de vacaciones
- La iniciativa está destinada a empresarios menores de 40 años, que tienen que transformar estas construcciones en espacios turísticos
El pasado año se registraron 1.235 millones de llegadas de turistas en el mundo, la mitad se concentró en Europa y muchas de ellas en los destinos más populares. Con el objetivo de huir de las zonas masificadas, el turismo slow promueve otra forma de viajar, en espacios de menor afluencia y próximos a la naturaleza
Las ciudades más turísticas del mundo empiezan a estar cuestionadas por sus propios residentes ante la llegada masiva de visitantes. En nuestro país, se han registrado momentos de gran concentración en enclaves como Barcelona y Palma de Mallorca, que han causado gran malestar entre sus vecinos y así lo han expresado a través de protestas en la calle y pintadas en las paredes. Se platean de este modo debates sobre la sobrecarga de los destinos y la turismofobia, pero estos conceptos llegaron primero desde Italia.
Allí se popularizó el denominado “síndrome de Venecia” tras el estreno en 2012 de un documental con este título que destacaba hasta qué nivel podían llegar los efectos negativos del turismo de masas en dicha ciudad.
Asimismo, en ese país se empezaron a tomar medidas para limitar las llegadas de viajeros, como en la zona costera Cinque Terre, en la Liguria, en el norte del país. Declarado Patrimonio de la Humanidad por su ubicación y arquitectura, su peculiar orografía ha convertido a este lugar en un popular atractivo turístico.
En 2015 recibió 2,5 millones de visitantes y las autoridades se propusieron reducirlo a un millón con el establecimiento de un sistema de pases. Pero si este país fue uno de los primeros donde se habló de masificación y de turismofobia, también ha sido uno de los primeros en ofrecer propuestas para los viajeros más calmados e interesados en visitar espacios menos concurridos.
Apuesta por la tranquilidad
Como reacción a los modos de vida acelerados y a los destinos turísticos masificados, se puso en marcha la tendencia conocida como turismo slow, que defiende una forma de viajar más relajada y en contacto con la naturaleza, además de interaccionar con la población local.
A finales de los años 80, el italiano Carlo Petrini, sociólogo, periodista y amante de la gastronomía, inició el movimiento slow con el fin de frenar el avance de los restaurantes de comida rápida, guiada por modelos estandarizados y en contra de los valores de la tradición culinaria mediterránea.
Una filosofía que se extendió más tarde a la experiencia del viaje, dando inicio al slow travel como contraposición al turismo de masas. En esta línea, el Gobierno de Italia acaba de anunciar una novedosa alternativa: regala 103 edificios históricos en desuso o con escasa actividad con la condición de que se conviertan en espacios para esta modalidad de vacaciones.
El proyecto, incluido en el Plan Estratégico de Turismo de Italia, fue anunciado por la Agencia Estatal de la Propiedad y el Ministerio de Cultura –instituciones encargadas de entregar las propiedades-, con la intención de moderar las oleadas de turistas en las zonas más populares del país y promocionar destinos menos conocidos.
Promocionar y emprender
La iniciativa está destinada sobre todo a jóvenes empresarios menores de 40 años, que tendrán que presentar un plan de negocio para transformar estas construcciones en hoteles, restaurantes, balnearios u otro tipo de espacios turísticos. En el caso de ser admitida su propuesta, podrán disfrutar de los derechos de propiedad durante nueve años prorrogables por otros nueve.
Los inmuebles se encuentran distribuidos a lo largo de todo el país y entre las propiedades disponibles hay castillos, ostentosas villas, viejas escuelas, monasterios, antiguos conventos o torres de defensa con vistas al mar.
Slow en España
Aunque su implantación va por detrás de otros países como Italia, Francia o Centroeuropa, el turismo slow también ha buscado espacio de desarrollo en nuestro país.
Uno de los destinos que más ha apostado por esta tendencia es Menorca, que incluso creó la marca Menorca Slow, gracias a las condiciones de tranquilidad que ofrece la isla y a la gran presencia de la naturaleza en todo su territorio, así como a una red de alojamientos adaptada a esta nueva filosofía en los viajes.
Además, 10 municipios españoles forman parte de la red de ciudades slow por el turismo sostenible, una asociación internacional con presencia en cerca de 30 países, que quiere poner en valor las cualidades paisajísticas, gastronómicas, culturales o de implicación social de los mismos.
Este reportaje forma parte de los contenidos de la revista HOSTELTUR de julio-agosto y también se incluye en el PDF adjunto.
Para comentar, así como para ver ciertos contenidos de Hosteltur, inicia sesión o crea tu cuenta
Inicia sesión