La respuesta de Davos a los retos globales: hacerse el muerto
Las cabezas mejor equipadas e influyentes del mundo no encuentran fórmulas para salir al paso de la situación
Publicada 03/02/19- Los desafíos de 2019 no atañen solo a la economía, sino muy especialmente a la calidad de la democracia, sustentada en la cohesión social
- Populismo, tensión comercial y desigualdades sociales, los tres riesgos top de 2019 para el Foro Económico Mundial
- Hasta el Brexit se explica, para algunos, en la sensación de muchos de que la globalización les ha dejado de lado
Entre el 22 y el 25 de enero se han reunido en Davos las mentes pensantes más influyentes del mundo de la política y la economía globales. El Foro Económico Mundial reúne a los mejores y mejor situados para ofrecer salidas, fórmulas, recetas a la situación económica mundial y sus retos, pero este año las fuentes coinciden en decir que la inacción también se ha apoderado de Davos, y que los allí reunidos han decidido "hacerse el muerto" y verlas venir.
El Fondo Monetario Internacional ha descartado recientemente la recesión de la economía mundial, pero advierte de riesgos importantes. Aun así, no ofrece recetas concretas para el enfriamiento... parece que la moda de hacerse el muerto se ha extendido, no sé si preocupantemente.
Los desafíos de 2019 que apunta el FMI son:
1. La desaceleración de la zona euro, en parte gracias a la incertidumbre del Brexit y en parte, también, al frenazo de la economía alemana.
2. Fuerte contracción de la economía turca, que sigue generando poca confianza y por lo tanto sigue saliendo dinero turco del país a cambio de dólares. La caída de la lira turca puede poner en dificultades al Gobierno de Erdogan a la hora de devolver los numerosos préstamos internacionales con que ha sido apuntalada la economía del país. En turismo, favorece la migración hacia Turquía de los turoperadores europeos, en busca de precios bajos.
3. Moderado crecimiento de América Latina (dudas sobre Brasil, Argentina que cerró 2018 con una inflación del 47,6%...)
De hecho la desaceleración afectará incluso a China, que dejará los crecimientos de dos dígitos para crecer "solo" un 6,5%, según las estimaciones.
¿Dónde está la acción política?
Al parecer están identificados los problemas, los retos a afrontar, pero nadie sabe o puede empezar a actuar. La inacción es tal que el Informe Anual de Riesgos Globales que ha presentado para 2019 el Foro Económico Mundial empieza con esta frase: "Los riesgos globales se están intensificando, pero falta voluntad política para abordarlos".
Y esto es preocupante, esa falta de voluntad política para abordarlos nos aboca a un panorama nada optimista porque la economía, aunque a veces parece que no, sigue estando ligada a la actividad de las personas y a su bienestar. La democracia se basa en la cohesión social y en una voluntad política de redistribución de recursos y de paulatina desaparición de las desigualdades, en cambio, estamos construyendo un mundo donde los desequilibros están al alza y la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor. Algunos aseguran que ese desequilibrio, esa desigualdad cada vez más acentuada, es lo que explica fenómenos como el populismo político, el auge de la extrema derecha e incluso el Brexit. La globalización, que parecía algo positivo, no ha beneficiado a todos por igual y si la confianza y la cohesión social desaparecen, ¿en qué se sustentará la democracia?
De hecho, los tres principales riesgos de 2019 según el informe del Foro Económico Mundial son el populismo, la tensión comercial y las desigualdades sociales... de los 10 principales riesgos que pueden deteriorarse este año, siete pertenecen más al entorno político que al económico, aunque muy probablemente sean consecuencias y no causas.
El ciberterrorismo, el calentamiento global del planeta, la realidad irresuelta de los flujos migratorios, el envejecimiento de la población (y lo que conlleva de incremento del gasto sanitario y reducción del número de contribuyentes), el impacto de la robotización en el mercado laboral, la falta de consenso en organizaciones como la ONU y el hecho de que se cuestione su cometido, la globalización excluyente y no inclusiva, la precarización de la solidaridad entre países... ya no se trata de desafíos de la economía global, sino de desafíos que debe afrontar la humanidad en su lento caminar hacia la civilización plena, si eso es posible.
Me preocupan la falta de voluntad política, la falta de respuestas y la inacción, porque es como si nos hayamos rendido y pensemos que no se puede hacer nada contra una rueda global que se puso en marcha en un momento y que nadie puede parar o modificar su trayectoria, aun sabiendo que nos arrollará.
Confío en nuestra capacidad, no soy pesimista. Pero si las mentes más influyentes del planeta deciden hacerse el muerto, ¿qué nos queda? Quizá sea cierto que, como dijo en la clausura del foro de Davos Kristalina Georgieva, consejera delegada del Banco Mundial, "todo iría mejor si decidieran las madres y las abuelas".
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