Tendencias de futuro en el turismo de lujo
El lujo tiene que ver con quién soy: más ético y creativo que las masas
Publicada 26/02/18- En el futuro los egocéntricos amantes del lujo seguirán buscando vivencias fuera de lo habitual y que puedan ser compartidas, o productos que recarguen su bienestar
- Algunos consumidores de alta gama buscan experiencias que transmitan prestigio porque son únicas y contrastan con el lujo tradicional
- Las experiencias personalizadas y cocreadas les ofrecen a estos viajeros historias que contar para construir su caché, pero sobre todo les ayudan a diferenciarse de las masas
El lujo siempre ha estado relacionado con la búsqueda de un determinado status por parte del consumidor, pero la manera en que elige mostrarlo está cambiando. Ya no tiene que ver con las posesiones sino con quién soy: más ético y creativo que las masas. Y este cambio afecta a todos los ámbitos, incluido el turístico.
Cada vez más consumidores muestran su preocupación por el efecto de aislamiento que provocan las redes sociales, acompañado de un creciente deseo no sólo de ampliar sus propios horizontes, sino de encontrar un propósito y cultivar la empatía con otros. Ambas tendencias están provocando que muchas personas se replanteen cómo y por qué viajan.
Por ello serán las marcas inteligentes que se orienten hacia formas más individualizadas y transformadoras del consumo del lujo las que satisfagan la creciente variedad y siempre en evolución demanda de los viajeros de todo el mundo. Sabre ha señalado estas cinco tendencias para analizar la futura evolución del sector.
Egocentrismo por excelencia
Ante el actual panorama, donde lo raro se ha vuelto habitual, las vacaciones extraordinarias ya son algo esperado, y las expectativas se basan en las últimas innovaciones y en las promesas de las más excitantes marcas del mundo, la gente continúa con la búsqueda infinita de la versión idealizada de sí misma que ha creado en su mente. Y ahora está buscando las marcas que les ayuden en esa prospección, indica Sabre.
Por lo que a medida que la búsqueda del status cambia, las marcas turísticas de lujo deberían preguntarse cómo están evolucionando las expectativas en torno al wellness y cómo pueden responder a ellas y ayudar a la gente a cumplir su sueño de ser mejor persona, según Sabre.
El punto de partida sería ofrecer productos y servicios innovadores que combinen la búsqueda de la mejora personal con una auténtica experiencia de lujo. Y si el resultado es susceptible de ser compartido en las redes con el comentario de “estoy haciendo esto, de lo que probablemente aún no hayas oído hablar”, mucho mejor.
La realidad virtual es la tecnología más utilizada para reforzar esta tendencia, con el fin de hacer vivir al turista experiencias inmersivas que le transformarán sin necesidad de moverse de su casa. En el futuro los egocéntricos amantes del lujo seguirán buscando vivencias fuera de lo habitual y que puedan ser compartidas, o productos que recarguen su bienestar.
Sin lujos elegantes
Bienvenidos a la era del lujo de gama baja. Un creciente número de experimentados, y a veces hastiados, viajeros de lujo se consideran a sí mismos consumidores poststatus, a los que les atraen marcas y productos por razones de calidad, estética y propósito. Así, muchos de ellos eligen productos y servicios que no muestren opulencia pero que sí les den la oportunidad de expresar su identidad en lugar de la prescrita por la marca.
Antes tener lo mejor era simbolizado con un servicio de 7 estrellas. Ahora estos consumidores buscan experiencias que transmitan prestigio porque son únicas y contrastan con el lujo tradicional. Porque en realidad rehuir de éste es sólo otro juego de status para pretender ser un consumidor de lujo más evolucionado.
Este segmento es en suma el lujo reimaginado por los consumidores poststatus, así que las empresas han de crear productos, servicios y experiencias que comuniquen con sus valores más que con los de la marca.
Premium redimido
Gracias a la mayor preocupación por el impacto de sus acciones, muchos viajeros son cada vez más conscientes de las consecuencias negativas de su consumo en el medio ambiente, la sociedad y su salud. Una preocupación que se ha visto reforzada por la designación de 2017 como el Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo.
Y es que existe una creciente demanda de marcas que combinen lujo y compromiso; los consumidores están mejor informados que nunca y no dudan en señalar a aquellas que no actúan de acuerdo con los estándares esperados en este sentido. De hecho cada vez observan más de cerca a las grandes compañías que, por su alcance global, recursos y experiencia, pueden afrontar los retos que nadie más puede y construir un mundo mejor.
Extravagancia a la demanda
Los servicios a demanda siempre han formado parte del lujo, hasta que una oleada de startups empezó a ofrecer todo tipo de servicios en este ámbito y a facilitar su acceso a las masas. En su afán de distinguirse de ellas, los viajeros de alto poder adquisitivo han elevado sus expectativas a nuevos niveles de consumismo hacia una demanda extravagante.
De cara al futuro los expertos inciden en que este tipo de servicios a demanda, impulsados por el creciente uso del móvil, han reconectado con las expectativas de los clientes y ahí hay un sinfín de oportunidades para dar nuevos enfoques a esta tendencia, como combinarla con la del premium redimido y ofrecer servicios éticos de lujo a la demanda.
Lujo a medida
Los viajeros de lujo siempre han buscado conexiones más profundas y auténticas con los lugares que visitan; experiencias personalizadas y cocreadas les ofrecen historias que contar para construir su caché, pero sobre todo les ayudan a diferenciarse de las masas. Pero ahora muchos quieren construir experiencias que se alineen con sus intereses, necesidades y valores únicos; viajes que les permitan contar al mundo quiénes son y qué representan.
Lo hecho a medida ha sido siempre un estándar de lujo, pero ahora las expectativas de personalización son constantemente elevadas por la experiencia online, donde todo se adapta a las preferencias individuales, y tecnologías como el reconocimiento facial o la identificación biométrica.
El reportaje completo ha sido publicado en el número de enero de la revista Hosteltur.
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