Riu Hotels & Resorts: entre hermanos anda el juego
Llevan más de 20 años compartiendo la máxima responsabilidad en la empresa que fundaron sus abuelos
Publicada 28/09/19- Los hermanos se han repartido las funciones de tal modo que cada uno se centra en hacer lo que más le gusta y han conseguido el equilibrio
- Deciden con gran agilidad: la decisión de operar el Riu Plaza España la tomaron en cinco minutos y la de comprar el edificio en sólo 15
- En esta buena sintonía también ha influido la educación recibida, ya que no han competido nunca y los dos huyen de la atención pública
La presidencia de Riu es cosa de familia. Luis Riu y su hermana Carmen llevan más de 20 años compartiendo la máxima responsabilidad en la empresa que fundaron sus abuelos y padres en 1953. Una confianza ciega el uno en el otro, un óptimo reparto de tareas basado en su complementariedad, la admiración mutua y una actitud común de “dicho y hecho” constituyen el secreto del éxito de esta relación tan duradera y bien avenida, según revela el propio Luis en su blog.
Luis Riu, CEO de Riu Hotels & Resorts, asegura que aunque “muchas veces, desde fuera, se da por hecho que entre hermanos hay tiranteces y envidias, nuestra realidad es otra. Nos hemos repartido las funciones de tal manera que cada uno se centra en hacer lo que más le gusta y hemos conseguido un equilibrio que nos permite tomar decisiones con una agilidad asombrosa. El secreto, yo creo que es la confianza ciega y que somos complementarios, no sustitutivos”.
A esta confianza se suma, “como suele suceder entre hermanos”, según subraya Luis Riu, que “tenemos caracteres y gustos totalmente distintos. Al aplicar estas diferencias al trabajo nos hemos organizado y complementado muy bien: yo llevo los departamentos de Expansión, Obras, Operaciones y Comercialización; mientras que Carmen se ocupa de Jurídico, Finanzas, Sistemas y Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Yo soy más de acción y Carmen está en la retaguardia, como le gusta decir”.
Sus temas, como reconoce Carmen Riu, “son más repetitivos, más sistemáticos, más rígidos, pero es que a mí me gustan. Luis es mucho más creativo, crea desde cero y al ver un proyecto acabado es casi como ver nacer a un hijo. Es gratificante. A mí me gusta que cuadren las cuentas. RSC es diferente y tengo que hacer un gran esfuerzo para planificar y diseñar nuestro plan de acción”.
Admiración mutua
A Luis Riu le resulta “curioso cuando entre nosotros hemos hablado de las cosas que más admiramos el uno del otro, cómo siempre destacamos aquello que creemos que nos falta. A mí de Carmen me admiran su humanidad, su don de gentes y su interés general por el mundo. Es una gran conversadora y hace un gran papel en cualquier encuentro, no importa quiénes sean sus interlocutores”. Carmen por su parte admira de él “su creatividad, su tenacidad, su inteligencia y su capacidad para motivar. Prácticamente todo en él es acción”.
Claro que, según admiten ambos, “también hay cosas que no nos gustan al uno del otro. Carmen y yo compartimos pared porque nuestros despachos son contiguos y ella dice que hablo demasiado fuerte, especialmente con Ramón Arroyo. En mi caso me molesta que no me conteste los correos, yo soy de despachar rápido…”.
Dicho y hecho
Una característica muy marcada de su gestión es su capacidad para tomar decisiones con una gran agilidad. Prueba de ello es que en la inauguración del Riu Plaza España (Riu Plaza España se ha convertido en referente para el público madrileño, publicado por HOSTELTUR noticias de turismo), Carmen Riu contó que la decisión de operar el hotel la tomaron en cinco minutos y la de comprar el edificio les llevó un poco más: ¡15 minutos!
Pero, como afirma su hermano, “no es una broma, es literal. Nos basta hablar entre nosotros, quizá una consulta rápida a nuestros colaboradores más cercanos, y ya está, dit i fet que dicen en Mallorca. Y eso que paso la mitad de mi tiempo viajando y ¡no tengo móvil!”.
Quizá en esta buena sintonía ha intervenido, según destaca, “la educación que hemos recibido. No nos han comparado, no hemos competido nunca y los dos huimos de la atención pública. Somos discretos y nos gusta centrarnos en el trabajo”.
Todo esto, concluye, “ayuda a construir una buena relación. Aunque hay un modelo que sí hemos querido cambiar. Nosotros crecimos en el hotel; en las comidas se hablaba de trabajo y en las cenas de papeletas de satisfacción. En nuestras respectivas familias disfrutamos de las comidas y del tiempo juntos hablando de la vida y de cómo nos ha ido el día. Hay un tiempo para hablar de empresa y de trabajo, pero en casa está prohibido”.
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