La sostenibilidad humana, el siguiente paso en la gestión empresarial

Kike Sarasola se ha mostrado partidario en South Summit de “volver a hablar de personas y de su bienestar, porque la felicidad es rentable”. Prueba de ello es su última iniciativa de fidelizar a sus empleados con más tiempo libre: “¿Con menos de un 1% de mi presupuesto puedo dar una media de un 32% más de felicidad a mis roomies? ¿Cómo no voy a hacerles felices por un 1%?”.

En la mesa redonda en la que se ha debatido sobre las características de la nueva ola de liderazgo, todos los participantes han coincidido en destacar la pasión como uno de los atributos que buscan en la gente que les rodea, y en la importancia de disponer de una cultura empresarial fuerte que, en palabras de Juan de Antonio, fundador y CEO de Cabify, “cale desde arriba en toda la organización”.

De izq. a dcha, Kike Sarasola, de Room Mate Group; Carlota Pi, de HolaLuz; Beatriz González, de Seaya Ventures; Juan de Antonio, de Cabify; y el moderador, Diego del Alcázar, de IE Business School.

Para Carlota Pi, cofundadora y presidenta de HolaLuz, es fundamental “una cultura fuerte, pero lo importante es la gente que está detrás. Lo primero es atraer buen talento y, en segundo lugar, estar preparados para la disrupción”. En este sentido Sarasola ha subrayado la necesidad de la formación continua en el seno de cualquier empresa.

Los líderes del siglo XXI

El líder del siglo XXI, como ha apuntado el fundador de Cabify, “aprende de los demás, de la gente con la que trabajas, de tu propia experiencia”. En el caso de Sarasola, de su experiencia con los caballos, con los que “estableces una relación de confianza para convencer a otro de dar el salto”. También, según Beatriz González, fundadora y socia directora de Seaya Ventures, “de tus fallos y errores, pero tienes que trabajar siempre para hacerlo mejor que los demás”. Y es que, según Juan de Antonio, “las excusas para no atreverte a hacerlo siempre están ahí pero las oportunidades van y vienen”.

Aprender a delegar también es fundamental, como ha indicado Carlota Pi, “hasta el nivel de negligencia. Porque como emprendedor pones todo lo que eres y cómo eres en tu startup y eso influye en la gente, por lo que muchas veces es mejor no intervenir y dejar que sean otros los que lideren determinadas iniciativas dentro de la empresa”. Coincide con Sarasola, para quien resulta asimismo clave “dar ese poder a la gente apasionada que trabaja contigo”.