Llaman a los hoteleros a prepararse para cambios en el sector tras el Covid
Los expertos sitúan en unos nueves meses el plazo para recuperar la normalidad en el sector turístico
Publicada 04/04/20- Inciden en la importancia de la marca en el nuevo escenario “para transmitir sensación de seguridad en los servicios”
- Advierten a los hoteleros de que el hecho de poder esgrimir la fuerza mayor "no justifica el impago directo de la renta"
- Recomiendan al sector negociar los ERTE y los expedientes por causas económicas de manera simultánea
Nada volverá a ser igual después de la crisis del coronavirus: probablemente se van a producir variaciones en los hábitos de los consumidores y nuevas regulaciones de la administración tras la crisis sanitaria. Por lo tanto, los hoteleros deben prepararse para un cambio radical en el sector una vez decaigan algunas de las principales medidas que se han activado con motivo del Covid-19. Este nuevo contexto marcará el futuro de la industria, al menos hasta que exista una vacuna. Así lo pusieron de relieve durante el webinar ‘Situación y retos del sector turístico ante la crisis del coronavirus’ organizado por PwC y la Asociación Empresarial Hostelera de Benidorm, Costa Blanca y Comunidad Valenciana (Hosbec).
“Más que obsesionarnos con la velocidad de la recuperación es necesario pensar en cómo dar respuesta a este nuevo paradigma en la prestación de servicios", indicó Cayetano Soler, socio responsable de Turismo de PwC España, que puso como ejemplo de estas posibles modificaciones una ampliación de las medidas de separación en los viajes, con la consiguiente reducción de la capacidad “lo que tendrá un impacto relevante en los precios”, o un escenario de control de accesos sanitarios mucho más exigentes, entre otras.
En este sentido, enumeró los principales retos que afronta el sector: la caída de la actividad, la financiación, la regulación y la respuesta de organización y riesgos laborales a la nueva realidad. “La recuperación no va a ser el 'día D' más uno, no vamos a levantar la persiana y estar igual que antes de la crisis. Va a haber una pendiente y una recuperación progresiva”, señaló Soler, quien recordó que aunque los estados han adoptado una serie de medidas, “van a ser insuficientes para salir de la situación actual”.
Por ello, incidió en la importancia de la marca “para transmitir sensación de seguridad en los servicios” en un escenario futuro en que los hábitos de consumo van a cambiar, la tecnología será más esencial y existirá un mayor proteccionismo e instó a trabajar desde la óptica del impulso comercial. “Hay que empezar a pensar en el 'día D' más uno, en qué tengo que hacer para ganar cuota al consumidor”, aconsejó.
Por su parte, José Manuel Fernández, socio de PwC, puso de relieve los dos escenarios con los que trabajan desde la firma de consultoría, uno más pesimista “en el que no podremos hacer vida normal hasta que no tengamos vacuna, en el mejor de los casos de hasta doce meses” y otro más optimista en el que “haremos vida normal a los seis u ocho meses, una vez se encuentre la cura”.
Así, advirtió de que una vez finalice el estado de alarma “va a haber una recuperación parcial de la actividad”, con limitaciones de aforo en restaurantes, aviones, hoteles, prohibición de congresos masivos de empresas, cierres específicos de fronteras o limitación de viajes desde ciertos países.
En este punto, cifró en unos nueve meses el plazo para recuperar la normalidad en el sector turístico, que antes debe pasar por un periodo con restricciones en el que “la demanda hotelera podría estar entre un 30 y un 50% de ocupación respecto a años anteriores”, muy focalizada en el turismo nacional, de negocios y para personas fuera de riesgo, al que sumó un decalaje de unos dos meses “hasta que los turistas internacionales recuperen la confianza”.
El socio de PwC resumió las recomendaciones que están trasladando a sus clientes para este periodo: proteger la salud de los empleados, ajustar costes, asegurar la continuidad del negocio a través de un buen plan financiero y de negocio que asegure la buena posición de caja, controlar los costes variables a la demanda ajustando las plantillas estos nueve meses, renegociar contratos clave con proveedores, acreedores clientes, y “sobre todo tener mucha cercanía con los clientes”.
“Hay que aprovechar las eficiencias que se generen ahora, las oportunidades que puedan surgir y sobre todo, intentar desarrollar un plan realista que nos permita adaptarnos y ser más competitivos”, abundó.
Entretanto, José Abad, senior manager de PwC, quien abordó de las implicaciones contractuales en esta crisis, destacó que el sector hotelero es un claro ejemplo de caso en que se puede aplicar la fuerza mayor, una norma del Código Civil que recoge "una excepcion a la obligacion del cumplimiento de los contratos por la que no es responsable para realizar la prestación contractual por una circunstancia ajena que no es imputable a él", dado que no puede dar servicio por la pandemia y la orden gubernamental del cierre de hoteles.
No obstante, remarcó que el hecho de que no se pueda prestar el servicio no exime al hotelero de sus obligaciones pecunarias. "No se puede dejar de pagar la renta de manera automática", indicó Abad, quien aclaró que se puede establecer una negociación o un procedimiento judicial para discutir si tiene derecho a una reducción de estos pagos, "pero la fuerza mayor no justifica el impago directo de la renta".
Igualmente, aconsejó llevar a cabo un plan de contingencia contractual para esta crisis, "una hoja de ruta": ver qué contratos se pueden cumplir, cuáles no, cuáles se van a exigir a terceros que se cumplan, y en cualquier caso "realizar las comunicaciones necesarias para justificar la posibidad de incumplir prestaciones en un momento determinado" y muy especialmente, recuperar material probatorio, "para documentar la situacion de fuerza mayor".
Implicaciones laborales
En cuanto a las implicaciones laborales de esta crisis, Inmaculada Herranz, directora de PwC Tax & Legal Services, recordó la existencia de dos procedimientos: los Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE) por fuerza mayor, vinculados a la decisión del Gobierno de paralizar la actividad económica y los ERTE ETOP por causas económicas, técnicas, organizativas y de producción. En este sentido, informó de que en el caso de los primeros en los cuales la autoridad laboral “está siendo muy cuidadosa al analizar las causas y si están dentro de estas actividades se están concediendo”.
No obstante, recalcó que los ERTE tienen fecha de caducidad: hasta que dure el estado de alarma, por lo que subrayó que esta medida con este plazo “para la mayoría de empresas del sector se queda corta”, dado que una vez concluya “el 'día D' más uno toda la plantilla está en los hoteles, en activo de nuevo”. Por ello, subrayó, en las últimas semanas está cobrando peso la necesidad de recurrir a los ETOP.
Sin embargo, Sanz hizo hincapié en los inconvenientes que presenta esta medida, tales como que es un proceso complejo realizado por un experto independiente que certifica que se dan las causas para iniciarlo, que conlleva la necesidad de una negociación o que tiene un plazo de siete días. Por esta razón, recomendó que a la hora de recurrir a regulaciones de empleo, se lleven a cabo los dos, el ERTE y el ERTE económico “simultáneamente”, dado que los segundos “lleva un tiempo negociarlos”. “En una gran cadena hotelera ya estamos ya negociando los ERTE de causa productiva”, observó.
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