El turismo necesita su propia “vacuna anticrisis”
Advierte de que "los cometidos público-privados se van a ir viendo alterados"
Publicada 21/04/20
- Garmendia pide una vacuna anticrisis turística “con procesos preventivos y paliativos, conexiones estratégicamente diseñadas y adaptable”
- No asumir este reto, en opinión de Garmendia, "ralentizará la salida, mientras la credibilidad de países y destinos seguirá en entredicho"
- El experto cree necesarias políticas más sólidas y categóricas, una mayor colaboración transversal y un marketing centrado en las personas
Iñaki Garmendia, miembro del Comité de Expertos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), considera que “está llegando la hora de que el turismo disponga de su propia “vacuna anticrisis”. Su natural hedonismo, la atomización de agentes e intereses y su estética positivista no sólo no le exime de tener que intentarlo, sino que sector y gobiernos lo están reclamando encarecidamente”. Una “vacuna anticrisis turística”, añade, “con procesos preventivos y paliativos, conexiones estratégicamente diseñadas y suficientemente adaptable para dar respuesta donde se precise”.
Evitar este reto, en opinión de Garmendia, “no ayudará a resolver nuestro devenir, ralentizará la salida de éste u otros trances y por derivación, la credibilidad de países y destinos seguirá estando en entredicho”.
“A menudo el sector ha sido catalogado como resiliente y de fácil recuperación. Pero por favor, en este caso echémosle más de una mano”, pide Iñaki Garmendia
En este sentido el experto ha explicado que para que el sector turístico “mantenga su poder de atracción en la era postcoronavirus, las ofertas existentes deberían verse complementadas con todo un novedoso paquete de bienes y servicios”.
Además, según ha indicado, “es probable que la actitud de los turistas se vuelva más cauta y que al principio se orienten hacia destinos de proximidad por precio, facilidad de acceso y confianza. Se tenderá hacia la flexibilidad en las reservas, cancelaciones y seguridad para superar la aparición de posibles frenos, controles, pasaportes especiales y áreas restringidas”.
De manera urgente “se intentará mitigar la fragilidad del momento con políticas más sólidas y categóricas. La mejoría del sector, sus políticas y credibilidad vendrán dadas por la sintonía y la colaboración transversal. Derivado de esto, sería aconsejable que las campañas de marketing reflejaran este nuevo escenario, donde las personas y la ética se conviertan en su centro de referencia”.
Éstas y otras premisas, concluye, “hacen que los cometidos público-privados se vayan viendo alterados. Para su implantación sería oportuno desplegar acciones inéditas que vienen para quedarse, movidos por el desamparo e incierto futuro y donde la inteligencia artificial siga siendo herramienta y sustento clave”.
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