Bancotel quiere salvar la marca antes de su disolución

Bancotel registró una facturación de 20 millones de euros en 2008, bajando en 2011 a 1,4 millones. Con unas pérdidas de 4,8 millones en 2009 que se redujeron a 180.000 euros en 2011. En cuanto a la deuda, se sitúa entre el medio millón y el millón de euros, según ha podido averiguar este diario, y los acreedores son hoteleros. Esa deuda está actualmente en renegociación.

“Para este 2012 esperamos facturar cinco millones de euros y saldremos de pérdidas”, indicaba en marzo del pasado año la administradora judicial, Carmen Asensio, en una entrevista en la Revista Hosteltur, que se marcaba entonces el objetivo de reflotar la empresa a base de nuevos productos alternativos al talonario, en total retroceso. No obstante, al cabo de un año la realidad es otra. No han entrado recursos para lanzar los nuevos productos.

Bancotel despide al 70% de su plantilla en menos de un año

En abril de 2012 Bancotel contaba con 20 empleados. Actualmente apenas tiene seis. En estos poco más de 10 meses se han abordado dos ERE (uno suspensivo y, finalmente, otro extintivo) y se han producido varios despidos, con un total de 17 bajas de la plantilla de 20 personas, y también se ha producido alguna contratación.

En cuanto a la actividad de reserva de hoteles, es mínima, según han señalado varios de los últimos empleados despedidos. Hace tres semanas, la empresa abrió en Internet la marca minorista Bancotel Travel.

El activo de la marca Bancotel

En este estado de cosas, el objetivo es la disolución ordenada de la empresa Protel (nombre de la sociedad) y el intento de salvar la marca Bancotel mediante su venta a otros propietarios interesados por un nombre muy conocido entre agencias de viajes, hoteles y público, antes de que entre en concurso de acreedores.

Al borde de la desaparición tras 24 años

La historia de Bancotel es larga y ha estado marcada en los últimos siete años por una de las peripecias más llamativas del sector turístico español. De ser los fundadores y pioneros del talonario de hotel, a vivir un cisma entre sus socios, pasando por un intento de desmantelamiento de la empresa por parte de los socios mexicanos (los Saiz-Berrondo), y llegando a la intervención judicial para “salvaguardar” su pervivencia.

La designación de un administrador judicial obedeció a la petición de los fundadores de Bancotel, la familia Alonso, tras su salida de la empresa en 2006. El objetivo era “velar por los intereses de la empresa”. Los Alonso, que luego crearon Talonotel (hoy quebrada), tenían el 45% de Bancotel.