Los estragos que ya deja la crisis en el empleo del sector turístico
Varias compañías -turoperadores, cadenas hoteleras o aerolíneas- ya han anunciado importantes ajustes en sus plantillas
Publicada 04/07/20- El turismo es un sector intensivo en mano de obra, por lo que, cuando entra en crisis, "su impacto sobre el capital humano es mucho mayor"
- Requiere de importantes volúmenes para que el negocio sea rentable y se puedan mantener las estructuras que había antes de la pandemia
- La caída en la renta de los consumidores por la crisis y el miedo a los viajes tras la pandemia también van a lastrar el sector
Una vez comienza a remitir paulatinamente la crisis sanitaria por la COVID-19 en algunos países, comienzan a vislumbrarse los primeros efectos de la crisis económica que llega, con fuerza, al sector turístico. Son varias las compañías -de turoperación, hoteleras y aerolíneas- que ya han anunciado profundos ajustes en sus plantillas para combatir el impacto que provocó en sus cuentas el parón de actividad y el menor volumen de negocio al que se enfrentan esta temporada. Para entender por qué estas empresas se ven abocadas a estos despidos en masa, hay que tener en cuenta dos factores intrínsecos: que el turístico "es un sector intensivo en mano de obra", lo que provoca que cuando entra en crisis "su impacto sobre el capital humano sea mucho mayor". Y por otro lado, que requiere de importantes volúmenes para que el negocio sea rentable y se puedan mantener las estructuras que había antes de la pandemia, según explica Tolo Deyá, profesor de Turismo y vicedecano de la Facultad de Turismo de la Universidad de las Islas Baleares (UIB). "Hablo a todos los niveles: turoperación, compañías aéreas, compañías de alojamiento e incluso también la oferta complementaria requieren volumen" para poder ser rentables, afirma.
Asimismo, existe otro factor: la crisis sanitaria comienza a remitir, pero ha dejado importantes secuelas en los consumidores. "Una caída de renta disponible y un cierto miedo a un posible rebrote y a que suceda lejos del lugar de residencia", detalla Deyá, quien suma además una traba a los viajes: las limitaciones a la libertad de movimiento de las personas en funcion del país de origen.
Coincide en este punto Jaume García, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra, quien señala que pese a la progresiva apertura de fronteras, la perspectiva para este verano no es la mejor. "Probablemente la gente sea más reacia a hacer sus vacaciones a través de desplazamientos masivos o en lugares con mucha concentración de gente", detalla.
En este punto suma un nuevo factor que puede agravar la situación: el freno al turismo internacional, "la parte más grande del pastel veraniego".
En este sentido, García recuerda que el sector afronta una situación difícil después "de tres meses prácticamente a cero" y con una expectativas que no son muy halagüeñas en relación al año pasado y además, con el interrogante de qué es lo que puede ocurrir en próximos meses
Ajustes
La lista de compañías que ya han anunciado un tijeretazo a sus plantillas crece cada día y el número de afectados alcanza ya cifras de vértigo. Hilton ya ha anunciado que despedirá a 2.100 empleados para reducir su estructura de costes, TUI eliminará 8.000 empleos para atajar la crisis de la Covid y cerrará o venderá su red de agencias francesas, mientras que Airbnb despedirá al 25% de su plantilla por el impacto del virus, o también Sabre despedirá a 800 personas de 43 oficinas, por citar a algunas empresas que ya han puesto en marcha recortes entre su personal.
Pero donde mayor calado está teniendo la ola de despidos es en las aerolíneas, donde Lufthansa ya avanzado que recortará 22.000 empleos, mientras que British Airways ha planteado despedir a 12.000 de sus 45.000 empleados, con más de 1.000 puestos de piloto en riesgo. Ryanair se propone eliminar 3.000 empleos, el 15% de su fuerza laboral, un recorte planificado del que el CEO del grupo, Michael O'Leary, ha dicho que es “lo mínimo que necesitamos solo para sobrevivir los próximos 12 meses". La británica EasyJet ha avanzado que reducirá hasta el 30% de su plantilla, alrededor de 4.500 empleos. Y Virgin Atlantic, que emplea a 10.000 personas, ha anunciado que eliminará 3.000 empleos. Mientras, los sindicatos galos han advertido de que Air France recortará 1.500 empleos para finales de 2022. Por su parte, el fabricante aeronáutico Airbus ya ha avanzado que recortará 15.000 empleos en todo el mundo, 900 en España.
Así las cosas, la oleada de despidos se está produciendo precisamente en gigantes empresariales que venían de ejercicios con beneficios millonarios. ¿No estarían ellos mejor preparados que el resto para afrontar la situación? Al respecto, el vicedecano de la Facultad de Turismo de la UIB recuerda que estas compañías van ajustando sus estructuras en función de los volúmenes, y si bien venían de beneficios récord, por su propia definición de dedican a reinvertir los recursos que obtienen o los devuelven a los accionistas en forma de dividendos.
"Aquellas empresas que viendo que el sector turístico estaba creciendo durante el periodo 2015-2019 de una forma exponencial, muchas habían reinvertido una gran parte de sus recursos generados e incluso muchas otras se habían endeudado en diferentes niveles pensando en que ese crecimiento continuaría", señala Deyá
En consecuencia, los tamaños que habían ajustado en 2019 pensando que esos volúmenes de turismo continuarían, "al no mantenerse" este año, les llevará "a reajustar sus estructuras y organigramas internos", abunda.
Ayudas
Paradójicamente, muchas de estas compañías, como TUI o Lufhtansa, han recibido ayudas estatales para capear la situación y aún así van a despedir a miles de trabajadores. Para Deyá es cierto que parece contradictorio que esas empresas que han recibido subsidios reduzcan plantilla, si bien incide en que en ocasiones es necesario si se quiere mantener la compañía a flote y que no quiebre. Al respecto, hace suya una frase que pronuncia uno de los protagonistas de la película La Misión: "Siempre pensé que mi labor era como la de un cirujano, donde a veces hay que extirpar un miembro para salvar el resto del cuerpo".
En estas circunstancias, el vicedecano de la UIB no vislumbra una recuperación hasta bien entrado 2022.
"2020 ya lo estamos viendo que va a ser un año muy malo, 2021 siempre y cuando la situación no empeore debido a nuevos rebrotes que pueden producirse en otoño e invierno, empezaríamos a ver una cierta recuperación, pero no va a ser completa. Donde sí veríamos cierta recuperación a niveles de 2019 es en 2022", sostiene
Pero lamentablemente, según indica, no todas las empresas van a poder resistir tanto tiempo, especialmente las situadas en la cuenca mediterránea. "Si este verano no funciona bien, habrán estado doce meses prácticamente cerradas, si a eso le añadimos 12 meses más estamos hablando de 24 meses con una operativa mínima. Hay pocas empresas en el mundo que puedan trabajar con esa poca actividad", advierte. En esta tesitura, de no haber recuperación, no descarta que una vez concluidos los ERTE comiencen los ERE. "Por ley no está permitido, pero habrá empresas que no tendrán otras opciones si están tanto tiempo sin ingresos", lamenta.
Al respecto, coincide García. "Sí es cierto que va a caer sustancialmente la actividad con respecto a otros sectores y eso desgraciadamente se traduce en caida del empleo en un sector donde la temporalidad es muy alta, porque en muchos sitios el turismo tiene una componente estacional alta, desde hoteles, hasta en bares y restaurantes".
Ya a nivel nacional, Deyá tampoco considera que el El Plan de Impulso al Turismo presentado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pueda contrubir a paliar las dificultades que se ciernen sobre el sector.
"Desde mi punto de vista es totalmente insuficiente y sobre todo se limita a ayudar al sector a corto plazo, pero no plantea medidas que puedan permitir un reposicionamiento competitivo en el medio y largo plazo", asevera Deyá, quien considera que el Gobierno "nunca ha visto al sector turístico como un sector primordial en nuestra economía"
Al respecto, alude a la rapidez con la que se ha atendido peticiones de otros sectores como el del automóvil, y aduce una razón para explicar esta menor fuerza del lobby turístico: su atomización. "En otros sectores están concentrados en unas pocas empresas, con lo cual esos lobbys de poder tienen más peso que el turístico", resalta Deyá quien recuerda que si bien en el turismo sí que hay grandes cadenas, compañías aéreas y grandes empresas de intermediación, " la mayor parte, cuando vemos el día a día se caracteriza por pequeñas empresas, hoteles independientes, pequeñas cadenas familiares, negocios familiares y esa atomización hace que ese músculo de poder que tenemos ante el Gobierno central sea mucho menor."
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