Los turistas británicos son los que más contribuyen a la odiada estacionalidad que sufren las islas. Un trabajo elaborado por los profesores Jaume Rosselló, Andreu Sansó y Antoni Riera, del departamento de Economía Aplicada de la UIB, evidencia los 'malos' hábitos de los visitantes de Gran Bretaña. El informe pone en el punto de mira a los anglosajones, ya que no sólo se caracterizan por reincidir en temporada alta -los meses veraniegos-, sino que cada vez lo hacen más a menudo. En invierno, dan la espalda a Mallorca.
Los turistas británicos son los que más contribuyen a la odiada estacionalidad que sufren las islas. Un trabajo elaborado por los profesores Jaume Rosselló, Andreu Sansó y Antoni Riera, del departamento de Economía Aplicada de la UIB, evidencia los 'malos' hábitos de los visitantes de Gran Bretaña. El informe pone en el punto de mira a los anglosajones, ya que no sólo se caracterizan por reincidir en temporada alta -los meses veraniegos-, sino que cada vez lo hacen más a menudo. En invierno, dan la espalda a Mallorca.
Como contrapunto, los turistas alemanes tienden a repartir más sus vacaciones entre las estaciones del año. La tendencia de nuestros "clientes" europeos se dirige a dar más prioridad a pequeños periodos de vacaciones en substitución del habitual mes agosteño. Una curiosidad del trabajo de los profesores de la UIB incide en que cuanto mayor es el tipo de cambio de la divisa de los viajeros -especialmente la libra británica- mayor es su predisposición a quedarse entre nosotros durante la temporada alta. Los resultados globales del estudio también invitan a pensar que a medida que la renta aumenta y los precios relativos bajan, la llegada de turistas tiende a ser más suave. Es decir, el aterrizaje en Mallorca se difumina a lo largo de los doce meses. Por último, los investigadores constatan que los ciudadanos alemanes son mucho más sensibles a la renta que al precio del destino turístico. En definitiva, la cuestión que les preocupa a la hora de diseñar su temporada de asueto se encuentra íntimamente unida a la nómina que perciben más que a la cantidad que van a pagar por disfrutar de las vacaciones. Por contra, los británicos miran con mayor detenimiento el catálogo de precios a la hora de decidir sus vacaciones. (M.M.B., Diario de Mallorca, 07/03/03)
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