El turismo de Estados Unidos está ampliamente representado en la feria de Berlín, pues pese a la incertidumbre creada por la situación internacional quiere defender su cuota en el importante mercado alemán, y cree que las perspectivas son buenas a largo plazo. La Bolsa Internacional de Turismo de Berlín (ITB), tiene lugar apenas una semana después de que se aprobara una ayuda estatal para la promoción turística de 50 millones de dólares, que es la primera que concede el Departamento de Comercio de EEUU desde 1995. "Estamos aquí pensando a largo plazo, porque creemos que EEUU es un destino muy deseable y por la importancia del mercado alemán, el segundo país de origen de los turistas europeos que visitan EEUU, después de Gran Bretaña", dijo a EFE Betsy O'Rourke, presidenta de Marketing de la Asociación Americana de la Industria del Turismo.
El turismo de Estados Unidos está ampliamente representado en la feria de Berlín, pues pese a la incertidumbre creada por la situación internacional quiere defender su cuota en el importante mercado alemán, y cree que las perspectivas son buenas a largo plazo. La Bolsa Internacional de Turismo de Berlín (ITB), tiene lugar apenas una semana después de que se aprobara una ayuda estatal para la promoción turística de 50 millones de dólares, que es la primera que concede el Departamento de Comercio de EEUU desde 1995. "Estamos aquí pensando a largo plazo, porque creemos que EEUU es un destino muy deseable y por la importancia del mercado alemán, el segundo país de origen de los turistas europeos que visitan EEUU, después de Gran Bretaña", dijo a EFE Betsy O'Rourke, presidenta de Marketing de la Asociación Americana de la Industria del Turismo.
El turismo alemán hacia EEUU bajó ligeramente el año pasado después de una caída de casi un 25 por ciento en 2001, según datos del Departamento de Comercio de EEUU. "En este momento existe una situación de gran inseguridad y cualquier pronóstico sería especulativo", dijo O'Rourke. A juicio de Elizabeth Powell, del Servicio Comercial de EEUU, en enero y febrero el número de reservas alemanas para EEUU subió, pero en este momento hay un estancamiento en el mercado. No obstante, según Jaques Casez, del comité Visit USA de Alemania, "los negocios volverán a la normalidad en cuanto concluya una guerra, si la hay, o en cuanto se clarifique la situación con Irak". Tanto Powell como Casez opinan que a medio plazo lo que más puede perjudicar al turismo germano hacia EEUU es la situación de la economía en Alemania, donde hay 4,7 millones de parados. La misma opinión expresaron fuentes de la Promoción Turística de Nueva York, quienes declararon que la cuestión que determina los viajes "no es el 11 de septiembre ni las tensiones entre el gobierno alemán y el de EEUU, sino la economía." Drad Smyth, de la Oficina de Desarrollo Económico de Texas, afirma también que la imagen que tiene el presidente Bush en Europa no ha afectado el atractivo turístico del Estado, y que la oferta de aventura y estancia en ranchos de vaqueros sigue siendo la más apreciada para el alemán. Prueba de ello, indicaron las citadas fuentes neoyorquinas, es que el turismo germano hacia Nueva York ha bajado, mientras el proveniente de España "está muy fuerte en este momento". "Nadie decide un viaje en función de quien gobierna en un país. Si estalla una guerra es diferente porque se convierte en una cuestión de seguridad y la seguridad junto con el dinero es lo que determina el turismo", añadieron. Rourke, en cambio, considera que la información negativa sobre EEUU en Europa y viceversa puede tener cierta incidencia en las preferencia de los turistas. "Los estadounidenses no viajan a un lugar en el que no se sienten bienvenidos", comentó la responsable de Marketing, quien señaló que por ese mismo motivo los expositores estadounidenses en la ITB tratan de hacer llegar un mensaje de bienvenida a los clientes alemanes. Rourke, como ya puntualizó este fin de semana la ministra mexicana de Turismo, Leticia Ochoa, advierte, por otro lado, de que si estalla un conflicto, la gente en todo el mundo viajará mucho menos y sobre todo lo hará dentro de su región. "Fuera de EEUU se ha subestimado el impacto psicológico que tuvo para los estadounidenses el que después del 11 de septiembre los aviones dejaran de volar durante tres días. La gente, si hay crisis, no quiere quedarse cortada de sus hogares. Quiere estar a una distancia que se pueda recorrer por tierra". Una guerra, coinciden los profesionales estadounidenses, no sólo afectaría al turismo desde y hacia EEUU, sino a todos los países. Más allá de un conflicto, el turismo entre Europa y EEUU depende también en gran parte del cambio entre el dólar y el euro y de las conexiones aéreas. La fortaleza del euro respecto al dólar es uno de los elementos que hacen que los profesionales de EEUU sean optimistas, mientras que la disminución de conexiones después del 11 de septiembre perjudica al turismo en los dos sentidos.
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