Unos pierden más que otros en la crisis del turismo alemán. Las grandes corporaciones turísticas y sus compañías filiales de turoperación son las que están saliendo más perjudicadas por una situación que encuentra uno de sus principales focos en la caída de la demanda de los paquetes turísticos tradicionales. Por el contrario, los pequeños mayoristas y los turoperadores especializados resisten con mayor holgura en un momento donde lo que reina es la preocupación general. Algunos analistas no salen de su asombro. «Está ocurriendo lo contrario de lo que supusimos que iba a pasar cuando se hicieron las fusiones», sostiene la directora gerente del Patronato de Turismo, Ana Gómez. Desde esta institución se prevé que la Costa del Sol podrá salir beneficiada si sabe aprovechar las que ya se han convertido en sus principales armas: la diversidad de su producto turístico, la explotación de segmentos específicos como el golf o el turismo de salud y la nutrida variedad de conexiones con las principales ciudades europeas con compañías aéreas de todo tipo.
Unos pierden más que otros en la crisis del turismo alemán. Las grandes corporaciones turísticas y sus compañías filiales de turoperación son las que están saliendo más perjudicadas por una situación que encuentra uno de sus principales focos en la caída de la demanda de los paquetes turísticos tradicionales. Por el contrario, los pequeños mayoristas y los turoperadores especializados resisten con mayor holgura en un momento donde lo que reina es la preocupación general. Algunos analistas no salen de su asombro. «Está ocurriendo lo contrario de lo que supusimos que iba a pasar cuando se hicieron las fusiones», sostiene la directora gerente del Patronato de Turismo, Ana Gómez. Desde esta institución se prevé que la Costa del Sol podrá salir beneficiada si sabe aprovechar las que ya se han convertido en sus principales armas: la diversidad de su producto turístico, la explotación de segmentos específicos como el golf o el turismo de salud y la nutrida variedad de conexiones con las principales ciudades europeas con compañías aéreas de todo tipo.
En el año 2000, cuando capitales ajenos al turismo entraron en la industria y financiaron la absorción de los turoperadores británicos por las grandes corporaciones turísticas alemanas, el paisaje del sector cambió por completo. Dos grandes grupos, TUI y Thomas Cook, se hicieron con gran parte del mercado de los paquetes turísticos europeos, y fueron pocos los que no vaticinaron que los operadores medianos o pequeños estaban destinados a desaparecer. Pero lo que está pasando es exactamente lo contrario. Los grandes pierden cuota de mercado mientras que los medianos y pequeños, que se vieron obligados a especializarse en segmentos y nichos de mercados concretos para no desaparecer, están afrontando la crisis con un relativo éxito. Lo que se presentaba como la única alternativa para poder sobrevivir se ha transformado en una fórmula que permite competir con ventajas ante la profunda mutación que sufre el mercado actualmente. Los números hablan por sí solos. La fundación FUR realiza todos los años un estudio pormenorizado del comportamiento del mercado alemán que suele presentar simultáneamente con la celebración de la ITB. El de este año revela que en 2002 sólo el 31,5 por ciento de los viajes se hicieron en paquetes organizados con vuelos chárter -el núcleo del negocio de los turoperadores-, mientras que en 2001 el porcentaje había sido del 33,75 por ciento. Además, los problemas financieros agobian a los grandes grupos. La falta de líquido por el retraso en las reservas los obliga a buscar recortes por todos los resquicios para poder sobrevivir financieramente. Se trata de un grave problema que los pequeños y medianos, con estructuras más flexibles y adaptables a las circunstancias, sufren en una medida mucho menor. Una prueba de que los que sufren son los más grandes la dan las agencias de viajes, que pese a la caída de los paquetes aumentaron el año pasado del 43 al 45 por ciento su participación como gestoras de las vacaciones. El porcentaje de alemanes que viajaron en 2002 cayó del 76,6 al 75,3 por ciento. Las grandes corporaciones turísticas tienen motivos para estar preocupadas. Las previsiones para este año marcan que estas tendencias se acentuarán todavía más. No sólo hay menos personas dispuestas a viajar (un 66 por ciento frente al 69 del año pasado a estas alturas), sino que también hay menos disposición a hacerlo en viajes organizados. Al igual que ya lo han hecho los británicos, los alemanes también comienzan a inclinarse por las compañías de bajo coste. El estudio de la FUR sostiene que unos 19 millones de ciudadanos germanos, especialmente jóvenes y personas de un alto nivel cultural tiene previsto viajar con una compañía de bajo coste. El salto es espectacular: el año pasado solamente 2,2 millones de alemanes utilizaron este tipo de aerolíneas. (H.B., diario Sur, 12/03/03)
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